"Capítulo 3: Conociendo a los Borges y viejos reencuentros"

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- No te preocupes Emma, está todo olvidado ¿ si?- acababa de entrar a mi jornada laboral, y nada más pisar el despacho encontré a una arrepentida Emma con unos pastelitos criollos en sus manos- lo acepto si comes uno conmigo- dije sin dejarle hablar a lo que ella sonrió contenta asintiendo con la cabeza.

-  Emmi acá te traigo a Moco- entró Diosito al despacho junto a Cristian- Che que lindos pastelitos- dijo para después agarrar uno.- feliz cumple Emmi.

- No es mi cumpleaños, cara dura- dije quitándole el pastelito- son para mi- dije tras sacarle la lengua en forma de burla- ahora lárgate, luego te lo devuelvo.- dije esto último refiriéndome a Cristian, porque el pastelito ni en pedo se lo devolvía.

Vi como Diosito se quedó mirando fijamente a Emma quien rápidamente guardó algo en su bolsa, esto me alarmó por lo que puse mi atención en mi compañera quien pareció ponerse nerviosa.

-¿ Necesitás ayuda en algo más?- dijo a Diosito a la defensiva.

Sin esperarlo ambos empezaron con una pequeña discusión que finalizó cuando Robles sacó a Diosito del despacho.

-¡ Emmi, traemelo después!- gritó antes de que lo perdiéramos de vista.

Yo simplemente grité un corto "si" para después dirigir mi vista a mi compañera, no me gustaba lo que fuera que estuviera ocultando, y se lo volvería a hacer saber en cuanto pudiera.

- Bueno Cristian ¿ Que tal te fue tu primer día?- le pregunté al chico tratando de olvidar la discusión entre Diosito y Emma e intentando concentrarme en mi trabajo.

- Bien, peor me fue en la escuela.- dijo atípicamente.

- Hay veces que los primeros días son un poco traumáticos

- ¿ Y vos como sabés?

Flashback

- Hijo de puta, por tu culpa lo perdí-  le grité mientras lloraba fuerte tirada en el piso, no tenía fuerzas para nada más

- La próxima vez metete en tus asuntos, chupa pijas- salió de allí riendo a carcajadas con esa asquerosa risa que recordaría toda mi vida.

Fin Flashback

- Habla con presos todo los días.- dijo mi compañera logrando que despierte de mi trance, por lo que realicé un gesto de agradecimiento con la cabeza.

- Está todo bien, mi viejo habló con el director de acá para que los Borges me cuiden.

- Bueno entonces vamos a hacer una visita a tus niñeras- dije para luego levantarme de mi asiento con intenciones de visitar el pabellón de los Borges.

- No creo que sea buena idea- dijo mi compañera licenciada.

- No te preocupés, está todo bien- dije para después salir de allí con Cristian siguiendo mis pasos.

- ¿ Porqué te preocupás por mi?

- Estoy haciendo mi trabajo.

- Pero vos sos diferente a las demás- dijo dejándome clavada al piso- sos la primera persona a la que parece que le importo, vos me queres escuchar.- dijo creandome cierta ternura, no era mal pibe pero tenía que pagar por el delito que cometió.

- Quiero que confies en mi, te voy a ayudar en todo lo que necesites- sonreí para luego seguir mi camino hacía aquel famoso pabellón.- abrí Capese- dije una vez que llegué. Sin embargo no encontré a nadie por allá, hasta que ante mis ojos intercepté una cara conocida.

- Pero miren quien volvió ¿ Cómo está princesa?- dijo soltando el humo de su porro mientras se iba acercando a mi. Sin embargo se quedó helado ante mi reacción, ya que no se esperaba esta.

Licenciada Ballesteros - El MarginalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora