"Capítulo Ocho, tercera parte: Arnold no, tú no"

360 25 5
                                    

A la noche tras la fiesta de Coco...

Emilia se echó las manos a la cabeza, no se creía lo que acababa de hacer, lo hizo por ayudar a Gladys, por James...

Lo hizo por amor a la familia... por amor a la igualdad y la justicia hacía las mujeres... por amor a su futura familia con aquel colombiano.

De nuevo, se había convertido en una asesina por amor.

-¿ Estás bien , mamita?- preguntó Gladys posando su mano en el hombro de la chica y dejándole sin querer huellas de sangre en la camiseta de la misma.

- S-s-si... o eso creo- contestó Emilia con nerviosismo mientras observaba las marcas de sangre que ahora posaban sobre su camiseta blanca.

- Mario me va a matar, no tenía que haberte llamado.- dijo mirando con preocupación a la chica.

En el momento que había llamado a su hijastra, Gladys había sido poseída por la rabia y el enfado, y cuando la chica accedió a ayudarla, a pesar de no verla muy convencida aceptó rápidamente sin pensar las consecuencias que podía traer este episodio para la joven Emilia.

Por otro lado, cuando Emilia recibió esa misma tarde la llamada de la mismísima Gladys comentándole que había encontrado el lugar donde residían los pibes que la asaltaron y la violaron, había quedado ciertamente confusa. 

Por una parte, no quería andar metida en negocios con su familia puesto que la última vez que lo hizo para defender a Diosito, mató a Pantera y toda su vida se volvió patas arriba tras ese hecho. Aunque por otro lado, había prometido a Gladys ayudarla a hacer justicia ante lo ocurrido en su casa, y sumado a esto se encontraba la situación de su pareja, la conversación que había oído esa misma tarde entre este y su hermano.

Flashback

Pasadas unas horas desde la pelea de Emilia y James en aquel bautizo, la chica había decidido ir por su propio pie hacia la celda donde se hablaba su pareja para solucionar las cosas, estaba cansada de pelear por estupideces y pensaba que para la único bueno que le quedaba en la vida, no quería perderlo.

Caminaba hacía la celda junto a el guardia que mantenía una relación con Bardo, le gustaba que el lo acompañara puesto que era bastante discreto y no le caía tan mal como los demás. 

Justo cuando iba a entrar a la celda vio como Diosito y James discutía por lo que decidió quedarse al margen y escuchar escondida tras el muro.

-  ¡Siempre es culpa mía, para mi hermano siempre es culpa mía loco!-gritaba Diosito con enfado- Al tipo no le importa que uno pueda tener sus problemas... ¡ Aunque no parezca también tengo mis quilombos, y no digo nada, me la banco!

-¡ Deje de llorar, ñero!- le espetó James molesto- usted no es el único que tiene problemas...

-¡ Va Colombia dejate de joder!- le contestó el menor de los Borges- Vos no tenés que tomarle cuenta a nadie, ni a la Emilia si quiera cualquier cosa que le digás le parece bien porque vos se la decís ¿ qué problemas vas a tener ?

-¡ Mataron a mi hermano, huevón!- gritó James golpeando con fuerza la pared.

En cuanto Emilia escuchó lo que salió de la boca de su pareja quedó totalmente boquiabierta, y sin poder evitarlo se le cristalizaron los ojos.

- Mi viejita... mi mamá la está pasando muy mal allá en Colombia, la están amenazando- explicó- el man se metió en unas deudas y ahora a ella se la están cobrando.

- Disculpame, no sabía nada- dijo Diosito totalmente amansado.-¿ Es mucha guita?

- Sisas, es mucho billete y Mario se hace el rogado.

Licenciada Ballesteros - El MarginalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora