"Capítulo Siete, Segunda Parte: Un funeral desastroso"

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Miraba atentamente todo lo que ocurría frente a mi sin emitir ningún ruido. Me encontraba con  los Borges en el patio, y junto a nosotros se encontraban todos los presos de San Onofre con los cuales había tratado cuando trabajaba acá.

Todos rodeaban un ataúd vacío con una foto mía al frente. 

Lo que menos pensaba es que algún día iba a presenciar mi entierro.

El minuto de silencio que me ofrecieron terminó, todos aplaudieron y Antín se pronunció para agradecer todo mi trabajo acá y dar paso a cualquiera que quisiera decir algo.

El primero en pasar fue Sandro, quien me dedico palabras muy lindas.

- La primera vez que vi a Emilia desconfié un poco, nunca me dió confianza la gente tan amable. Sin embargo ella fue diferente, no solo conmigo, si no que también lo fue con las chicas del pabellón, desde el primer momento nos trató como mujeres, nos aconsejó sobre como cuidarnos acá, nos habló sobre los diferentes métodos para cuidarnos, hizo charlas de sensibilización a los demás presos para que nos respetaran algo más y sobre todo nos dió el poder de mujer que necesitábamos- dijo limpiando unas lagrimas que caían por su mejilla, y no pude evitar soltar unas cuantas también- simplemente darte las gracias por como nos trataste linda- dijo acariciando la foto que se encontraba allá- ahora cada vez que vayamos a mirar el cielo, sabremos que las dos estrellas más lindas y luminosas son la Ginna y vos, te amamos.- cuando dijo esto todos aplaudieron y miles de recuerdos llegaron a mi.

Flashback

- Dale Emilia ¿ Como vas a andar de esa manera en tacones ? - dijo Ginna mientras reía.

- Parecés un pato mareado- dijo Sandro.

Las chicas y yo organizamos un pase de modelos en el pabellón y a decir verdad era la peor modelo que podían haber escogido.

- Son unas envidiosas- dije llamando su atención- les encantaría tener esta pompa- dije señalando como me quedaba el trasero en la minifalda ceñida que me había colocado.

- Re puta andás para el villero- dijo Ginna- trae que te baje esa tanga- dijo intentando bajarme la falda mientras yo huía de ella.

-¡ Pará Ginna!- grité riendo mientras huía de ella.

- Soy el César y ando bien caliente, bajate la pollera que te ocupo todo el orto- dijo Ginna haciendo una ridícula imitación de César mientras seguía corriendo tras de mi y Sandro reía.


***

- Buen día- dije entrando a aquel pabellón y todas las presentes giraron la cabeza como de si unos búhos se trataran para mirarme fijamente.

-¿ Qué miran tanto?- pregunté.

- ¿Vas a tu hora privada con el villero con esas pintas ?- gritó Sandro horrorizado- cumplen un año de noviazgo y parecés una madre soltera con ocho hijos haceme el favor.

- Tampoco me veo tan mal- dije y las presentes me miraron mal.

- Tas horrible Emilia- dijo Pedrito apareciendo medio desnudo desde la celda de al lado donde se encontraba  haciendo no se que con una de las chicas.

- Vos callate pajero de mierda- le contesté.

- Vamos a ponerte linda- insistió Ginna- lo volverás loco- dije y tras rechistar un poco accedí a que me arreglaran.

Licenciada Ballesteros - El MarginalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora