"Capítulo Uno, Cuarta Parte: Todo cambió, pasaron tres años"

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Cuatro años después...

- Dos pueden guardar un secreto si uno está muerto... esa es la frase que más repite en su libro Señorita Ballesteros, ¿ Sigue opinando lo mismo?- dijo el presentador de aquel programa el cual me miraba atentamente junto a los tertulianos que se encontraban a su lado.

-Sin ninguna duda.

- Supongo que lo dice porque usted cumplió esa frase al pie de la letra- interrumpió uno de los tertulianos- usted cuenta todo en este libro, se atrevió a desenmascarar a todos, a los directores, funcionarios, concejales... Usted desenmascaró la porquería de este país y sin embargo sigue viva, está claro que pudo contar todo esto porque sigue viva.

-No te equivoques, sigo viva porque ya no me pueden matar, a mi me mataron hace mucho... y muchos secretos murieron conmigo aquel día.

-¿ A que se refiere ?- preguntó el presentador de aquel programa.

-Podría decirles que todo empezó el día que entre a trabajar a San Onofre. Sin embargo, no supe lo que era el verdadero infierno hasta que conseguí mi puesto como directora de Puente Viejo...

Un años antes...

Me encontraba en aquel lujoso despacho mirando al patio de la prisión de Puente Viejo desde aquel regastado sillón con una taza de café entre mis manos. En ese momento tuve un deja vú de la primera vez que presencié como admitían a la banda de mi padre en la prisión, y el miedo que tenía de mostrarles mi panza de embarazada. Sin embargo, la situación había cambiado por completo.

Mi vida cambió de nuevo, y es que al parecer, cada vez que se presenciaba un motín en una prisión, mi vida daba un giro de trescientos sesenta grados.

Ya no era Valentina, ahora era Emilia Ballesteros de nuevo. En cuanto la policía dió con mi paradero, me hizo miles de preguntas acerca de mi paradero, y de lo ocurrido con mi abuela. Si no hubiese sido por los hilos que movía Antín y de la gran capacidad para mentir que tenía, no hubiera sido posible que me salvara de que indagaran mucho más en el tema, lo que era un alivio, ya que aunque en la prisión se supiera de mi verdadero apellido y de mi parentesco con Mario, no era necesario que me relacionaran con criminales fuera de ella si no quería que peligrara mi puesto.

¿Mi puesto? Sí, mi nuevo puesto de trabajo como directora de Puente Viejo.

¿Qué cómo accedió Antín a eso? Simplemente le interesaba, yo era la imagen, y el movía los hilos.

¿Qué si era lo que quería? Obviamente no, ni tampoco fue el trato que firmamos, si me hacía con la dirección de Puente Viejo, lo hacía para evitar desigualdades, para que unos presos no tuvieras más favoritismo que otros y para tomar medidas que mantuvieran la calma en aquella prisión. Pero Antín me engañó, me amenazó con contar la verdad de todo, y aunque no me atemorizaba, puesto que no tenía nada que ver con el asesinato de mi abuela, temía que me relacionaran con los Borges y que por ahí indagando saliera el incidente ocurrido con Pantera.

Seguía indagando en mis pensamientos, cuando mi teléfono comenzó a sonar, en la pantalla aparecía un número desconocido para mí, y a pesar que no solía contestar a los números desconocidos, tuve una corazonada que me empujó a agarrarlo.

-¿ Hola ?- nadie contestaba pero podía escuchar la respiración de la persona que se encontraba llamando, una respiración muy conocida para mí- ¿ Diosito, sos vos? Decime dónde estás, te voy a buscar.

- No Emilia, escúchame, sólo llamaba para ver como andan, si tuviste ya a tu pibito y ver como andabas vos- lo dejé seguir- pero no vuelvo por ahora, necesito hacer mi vida lejos para saber quién soy, porque la verdad que ahora no tengo la más puta idea...

-Escuchame Dios, para mí fue todo un palo también, a mi me mintió igual que a ti... pero no podés dejar todo... no podés dejarme Dios, eres mi apoyo más fuerte, sin ti no sería nada.- iba a hablar pero lo interrumpí- ¿ Sabés que pillaron a Miguel ? No pudo escapar con Emma porque la loca de su ex la asesinó...- cuando dije esto solté un sollozo, no podía evitarlo, la muerte de mi mejor amiga me había dolido en el alma- Ahora vivo con Cristian y con cuatro pibitos, me hice cargo de la hija de Emma y el hijo de Miguel, además de mis dos hijos, porque si, tuve mellizos, Brian y Emma se llaman, ahora están grandísimos y me encantaría que los pudieras ver...- Diosito seguía en silencio escuchándome atentamente- ahora soy la directora de Puente Viejo, pero es todo imagen, realmente acá sigue mandando Antín. En cuanto a pap... a Mario, esta horrible, le queda poco Dios, cada vez anda más viejo y más torpe y no creas que el me lo dice, es lo que puedo observar de él, ya que a penas nos dirigimos la palabra, solo para enseñarle fotos de mis hijos. 

-El viejo choto ese ni me lo nombrés...

-Ahora vuelve a ser el poronga de la prisión, como lo fue en San Onofre, junto a James y Bardo... Barny murió- dije soltando otro sollozo, no podía creer cuanta gente había muerto- a penas me acerco a ellos, ya no tengo ninguna relación... se volvieron una mierda, solo les importa el dinero, James se volvió más frío, diferente... y rompí mi relación con él, es Gladys la que les lleva a los mellizos a la sala de visitas- confesé- ahora estoy comenzando algo con Brian... vamos poco a poco, ni nos besamos aún- solté una risa apenada, me encontraba triste recordando todo lo que había ocurrido pero a su vez me sentía feliz de tener un apoyo tan grande como Brian a mi lado- en nada sale de prisión, y comenzaremos una vida de pareja juntos. Habíamos pensado en irnos a otra ciudad, lejos de esto y encontrar otro trabajo, pero tampoco puedo ir muy lejos, Gladys anda enamorada de mis pequeños y tampoco quiero alejar a Lucas de Miguel... este estuvo apunto de suicidarse un par de veces. Sin embargo ahora es otro, está escribiendo un libro y es casi famoso por acá, creo que pronto le darán la condicional...

- Me alegro de que te vaya bien, y yo también te extraño, pero entendeme Emi, vos estás enfadada pero encontraste tu lugar, tu familia, sabés quien sos pero yo necesito encontrarme... no tengo batería apenas, te voy a cortar, voy a llamar a la Gladys.

-Esperá Diosito, se me olvidó decirte una cosa antes de que te fueras, una chica apareció por la cárcel, me dió un número de teléfono, era para vos, llamé varias veces pero no me contestaron, no se si será cierto pero dicen que la piba fue tu novia y que tuvo un pibito con vos y... ¿Diosito? ¿Hola? ¡Mierda!- colgué de golpe desesperada, otra vez perdí la oportunidad de contarle lo de su hijo.

-¿Te pillo en mal momento bombón?- dijo Antín de repente entrando al despacho.

-Antín, no estoy para juegos...

-Ah bueno, entonces no te doy la buena noticia que te tenía que dar.

-¿ Qué noticia?- pregunté y me lazó un sobre- ¿Qué es?

-Del juzgado de familia, enhorabuena, ya te podés librar de una boca que alimentar, te van a retirar a Lucas.

-¿¡ Qué porqué?!- dije exaltada- no le falta de nada, su madre se suicidó y su padre está en cana yo puedo hacerme responsable de él perfectamente.

-Y que querés que haga yo, allá no tengo contactos, recurrí no más.

-Es que no lo entiendo, también tengo a la hija de Emma conmigo y esta si que tiene padre con un buen laburo y buen sueldo pero no se quiere hacer cargo de ella ¿ Porqué de ella no dijeron nada y de Lucas si? - dije desesperada- no me mal entiendas, a Mica la quiero conmigo también pero no me parece justo lo de Lucas...

-Bueno se lo decís vos a la estrellita Palacios ¿ o se lo comunico yo?



Hola lectoras y lectores,

Comenzamos con la nueva temporada, espero que les guste mucho, la escribo con toda mi ilusión y con todas mis ganas y espero que ustedes la estén esperando con las mismas.

Como siempre digo, disculpen si hay alguna falta ortográfica y sería un placer si me dieran su apoyo con un voto, comentario o las dos para animarme a seguir escribiendo.

Gracias de antemano.

Nos seguimos leyendo.


Licenciada Ballesteros - El MarginalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora