"Capítulo Siete, tercera parte: El bautismo de la discordia"

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Eran tan solo las siete de la mañana cuando Emilia ya se encontraba en su despacho. Aún no había comenzado su horario de trabajo, pero moría de ganas por escuchar el testimonio que le daría " el gran Mario Borges", a quien había citado bien temprano.

Emilia miró su celular con cautela y en la pantalla de este pudo ver reflejada varias llamadas perdidas de su mejor amiga Emma. 

Emilia simplemente bloqueó la pantalla y apagó su teléfono sin pensarlo dos veces.

Estaba realmente dolida con lo ocurrido unas horas antes de ocupar su puesto de trabajo, y es que antes de llegar a Puente Viejo, había ido a visitar a su vieja amiga con la que tuvo una gran discusión.

Unas horas antes

Emilia se encontraba en la puerta de aquel apartamento donde solía vivir con su mejor amiga. Estaba dudando en llamar a la puerta, pero tras recordar las palabras de Miguel Palacios, decidió tocar el timbre con decisión.

Tras unos minutos esperando, la puerta de aquel viejo apartamento se abrió con lentitud dejando ver a una somnolienta pero sorprendida Emma.

-¿ Emilia? ¿ Dónde carajo te metiste?- dijo esta algo atolondrada aún, puesto que era muy temprano y estaba recién levantada- Dale, pasá.

Emilia entró a aquel lugar con paso decidido mientras miraba a su alrededor con curiosidad.

Al parecer su amiga había realizado algunas reformas.

- ¿ Y los niños?- preguntó tras sentarse en un sillón cerca del sofá donde se encontraba sentada Emma.

- Andan durmiendo, pero ese no es el caso, me debés una explicación- dijo Emma seria- estaba preocupada por vos, no contestás el celular, te fuiste sin dar explicación... me siento muy dolida con vos, amiga.

- Y lo entiendo Emma pero... para mí está siendo todo muy difícil- contestó Emilia con tono arrepentido- el embarazo... mi relación con James... Puente Viejo...

- Pero yo te puedo ayudar- dijo con molestia- os puedo ayudar a vos y a Miguel, pero ambos me ocultan cosas y yo no soy tonta, el otro día fui a ver a Miguel y tenía los brazos agujereados- dijo sorprendiendo a la licenciada de Puente Viejo puesto que con todo lo que tenía en la cabeza, ella no se había dado cuenta de ello- y vos andás desnutrida, perdiste mucho peso, parece que no comés- la miró de arriba abajo aún con más preocupación- además se nota a kilómetros que andás con un arma en el bolsillo de tu chaqueta- dijo haciendo referencia al notable bulto que se podía divisar en esta, por lo que Emilia lo removió un poco consiguiendo así que no se notara tanto- Mirame Emi, decime que está pasando.

- Emma... no te puedo decir, es peligroso y no quiero que salgas herida, ni tu ni los niños, simplemente me tengo que proteger, es muy difícil sobrevivir en Puente Viejo pero Antín me va  a ayudar y...

- Ah claro entiendo ¿ No me podés contar a mí pero confiás en Antín?- interrumpió a Emilia.

- Emma entendé que...

- No tengo nada más que hablar con vos- interrumpió de nuevo- ahora si me disculpás...- dijo invitándola a salir de su casa.

Por lo que Emilia con cierta tristeza salió del lugar para luego partir rumbo a Puente Viejo una vez más.

De vuelta a Puente Viejo...

Emilia miró el reloj que colgaba en la pared frente a ella para asegurarse de la hora. Aún quedaba media hora para la tan esperada explicación que andaba buscando, por lo que mientras tanto decidió dar una vuelta por los pasillos de Puente Viejo aprovechando que podrían andar con seguridad puesto que aunque los guardias andaban repartidos por los pasillos e iban a estar vigilándola, también andaba con un arma que la hacía estar más segura aún.

Licenciada Ballesteros - El MarginalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora