¡Albion aparece!

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Seguíamos en la taberna, no por mucho tiempo, habíamos bebido mucho y ya estábamos por irnos, pero seguíamos en la taberna.

En ese momento, la puerta se tambaleó. Alguien la golpeaba, pero no con la intención de que le abrieran, sino con la de tirarla.

¡Pum! ¡Pum! ¡Pum!

¡¡PUUM!!

La puerta no aguantó más. Había alguien detrás, alguien a quién no esperábamos ver allí.

-¡Albion!-Exclamó Alfonso.
-Hola chicos.-Dijo en tono amenazante.

Jan desenfundó su gigantesco e inmenso mandoble y amenazó a sus oponentes sosteniéndolo con una sola mano.

Esto hizo que muchos de los acompañantes de Albion se echaran atrás.

-Falsa alarma-Comunicó Jan.-Este no es Albion.
-¿De qué vas? ¡Lo tenemos delante!-Dijo Alberto.
-Albion me teme, teme mi fuerza. Me está viendo levantar un mandoble con una mano y no se echa atrás.

Ambos bandos nos miramos intensamente.

Algunas personas de la taberna se quedaron a pelear mientras los demás huían por las ventanas. Terencio, que solía venir a tocar a la taberna, se quedó junto con otros dos.

-Ya empezaba a quedarme sin temas.-Se rió Terencio.
-Pues ya puedes escribir, ¡Porque esta será tú última canción!-Exclamó “Albion” mientras daba la señal.

-¡¡Son más de 300!!-Exclamó Víctor.
-¡Vosotros id a por el impostor! ¡Jan, Unai y yo nos encargamos del resto!-Aclaró Pol.

-¡No lo hagáis! ¡Son demasiados!-Le advirtió Luis.
-Tú confi…-Intentó decir Pol.

12 de los guerreros de Albion se lanzaron sobre Pol, pero en menos de 10 segundos se los sacó a todos de encima. Ya estaban muertos.

No hablaba, apenas le dirigía la palabra a Jan, con quién estaba luchando. Al parecer aquel parásito o demonio tomó el control de su cuerpo.

Verle pelear era una maravilla. No cometía errores y sus víctimas caían enseguida.

Jan también era más que eficiente, pero demasiado sanguinario. Verle luchar no era tan agradable, sus enemigos ni se molestaban en pelear, solo huían y gritaban a causa del dolor.

Pero por muy buen trabajo que hicieran los demás, yo también tenía que hacer mi parte.

Avanzavamos hacia “Albion” mientras nos quitamos de encima a los que se ponían en nuestro camino. Unai agilizó mucho nuestra marcha.

Cuando llegamos al impostor realicé una barrida que lo dejó en el suelo. Entonces Jan, que se encontraba un poco lejos, no perdió más tiempo y, con una sola mano, le lanzó su mandoble.

-¡Apartad!-Exclamó.

Todos nos apartamos hacia los lados.

Su gigantesca espada atravesó el campo de batalla hasta llegar a su objetivo. No falló el tiro.

-¡¿Pero qué?!

No podíamos creer lo que acababa de pasar.

-Necesitaba hacer eso.-Aclaró Jan.
-No me jod…-Intentó decir Víctor.
-Juanjo, ¿Cómo se te ha colado un ejército entero?-Dijo Luis.
-No lo…Mierda. Solo está la gente que estaba en la taberna.
-¿Y dónde están todos?-Preguntó Alfonso.
-Ese es el problema, no lo sé.

Juanjo III y la guerra de unificaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora