La alianza del sur

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3 días después, Alfonso, junto con un par de guardias, se presentó en las puertas de Tara. La primera reacción de mis arqueros fue apuntarle e insultarle, pero no tardé en llegar. Los vigilantes abrieron las puertas y Alfonso y sus guardias entraron
enseguida.

-¿Dónde está vuestro líder?-Preguntó entusiasmado.
-Aquí.-Respondí desde la lejanía.
-¿Este crío es vuestro rey?-Dijo sorprendido.
-Si. ¿Algún problema?-Le amenazó un aldeano.
-No. Me sorprende.

Le acompañé a mi casa, la cabaña más grande.

-Bonito castillo.-Dijo con tono de burla.
-Bonito ejército.-Respondí de inmediato.

Se quedó mirándome durante varios minutos.

-¿Qué quieres, Alfonso?-Dije rompiendo la tensión.
-Oye, ¿Dónde has aprendido todo eso?.
-¿Importa?

Fui un poco grosero, pero temía que viniera a por información, y yo no se la iba a dar.

-Es que lo del Lunes fue increíble. Jamás hubiera dicho que el poseedor de esa capacidad estratégica fuese un chaval.
-Supongo que vienes a firmar la paz.
-Jeje...Me atacaste por sorpresa, no me lo esperaba.
-De eso se trata.
-No vayas de listo chaval, eso no se va a repetir. No conmigo.
-Vaya, eres más listo de lo que pensaba. No tropiezas dos veces con la misma piedra.
-No me vaciles. Como ya has comprobado mi ejército es mucho mayor. Da gracias que no me lo traje entero.
-Si, si no habría sido una masacre.
-No, no he venido a firmar la paz. Tengo algo mejor, algo que puede interesarte.
-Pues adelante.

-Sé lo que quieres. Sé cuál es tu meta.

Eso sí que fue un ataque sorpresa. Me dejó sin palabras por varios segundos.

-Sí?
-Si. Y te lo podemos dar.
-¿Podemos?
-Estoy en una alianza con los mejores del sur.-Dijo con orgullo.
-¿Y que podéis darme?
-Nosotros tenemos el mismo objetivo que tú. Unificar los dos reinos, el reino del norte y el reino del sur, y volver a ser uno solo, Hispania.
-...

Me esperaba de todo menos eso.

-¿Y cómo pensáis hacerlo?
-Bueno...Hay dos formas. Podemos ir allí, negociarlo y convencerlos o podemos iniciar otra guerra y ganarles.
-¡¿Estais locos!? ¡Nos vais a matar a todos!
-Pero tenemos recursos.
-¿Acaso no has visto cómo terminó la última vez? ¡Mi padre murió en esa guerra!
-Oh...Tu padre. ¿Sabes? Llegué a conocerle. Juan José ll.
-¡¿Y tú qué sabes de mi padre?!
-Más de lo que crees.
-Espera, hay algo más, ¿verdad? No queréis unificar ambos reinos por un pique de hace 500 años.
-Me temo que no. Nuestros espías nos han advertido de una invasión romana inminente desde el sur. Son demasiados. Necesitamos el reino del norte.
-Pero ni aun así podremos vencerlos. Son romanos.
-Tal vez si. He visto lo que eres capaz de hacer y estoy seguro de que con los hombres necesarios y una buena estrategia podemos vencer.
-No. Tu me superabas por 200, eso es relativamente fácil. Pero...Ellos nos superan por varios cientos de miles. ¿Me equivoco?
-No. Pero tampoco puedes quedarte de brazos cruzados mientras tu hogar es conquistado por unos invasores. Eso ya pasó hace más de mil años.
¿Quieres que se repita?
-Supongo que tienes razón...Oye, ¿Quién hay en esa alianza del sur?
-Mucha gente. Yo soy de los que menos rango tiene. Tan solo tengo 2 ciudades. Allí hay gente que tiene 10. Tu solo tienes una, pero eres brillante. Por eso les he pedido que me manden a reclutarte.
-Esta bien, me uniré a tu alianza.

Juanjo III y la guerra de unificaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora