Un sueño inspirador

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Tras la batalla del rayo decidimos partir hacia Barca, una ciudad tecnológicamente avanzada respecto al resto, ya que, Albion ya había robado los planos del cañon y, Barca tiene otros muchos inventos poderosos con fines militares.

El plan era quedarse en Barca para defender sus inventos.

Así que me fui con Gabriel. Alfonso debía volver a su ciudad, ya que está cerca de la mía y yo la dejé casi sin protección.

Nos despedimos de todos y por fin partimos hacia la ciudad del futuro.

-Juanjo, no te asustes por nuestras máquinas. Parecen objetos poseídos pero te puedo asegurar que no es así.-Dijo Gabriel.
-No puedo esperar para verlo.-Dije entre risas.

Finalmente llegamos. Era una ciudad costera situada justo al borde de un acantilado. Los muros eran una extraña combinación de piedra y madera, y me fijé en que sus arqueros no usaban arcos. Pero fui capaz de reconocer las flechas.

-...
-Tranquilo, te acostumbrarás antes de lo que crees.

No podía creerlo. Todo era muy bonito y creo recordar brazos de madera moviéndose alrededor de una construcción. De hecho parecían construir.

Caminamos a lo largo de la calle principal y finalmente llegamos al castillo. Las calles eran de piedra y estaban perfectamente colocadas una al lado de otra para formar caminos más planos. Muy ingenioso.

-Bueno, pues ya hemos llegado.
-Pero…En qué momento…?
-Tuve una revelación, un sueño. En el estaba yo, construyendo una ballesta. Me quedé mirando el diseño y sus apuntes durante varios minutos. Cuando desperté comprendí que era una señal y que debía construirla. Poco a poco, entre la gente de Barca y yo hicimos los demás inventos.
-¿Un sueño? Todo esto es por un sueño?-Pregunté desconcertado.
-No eres el primero que lo pregunta, pero si, todo por un sueño.-respondió orgulloso.
-Y…¿Cómo sabías que iba a funcionar?
-No lo sabía. Pero confiaba en ti.
-¿En mi?

Cada vez que pensaba en ello tenía menos sentido. Había una parte que no entendía, una parte que nadie quería explicarme.

-¿No te lo han contado?
-¿El que? ¿Que debo saber?

Demasiadas preguntas y pocas respuestas. Esperaba que Gabriel me contara eso tan importante, si no mi vida dejaría atrás su sentido.

-Verás…En mi sueño…No estaba construyendo la ballesta solo. Estabas allí, conmigo.
-Eso es imposible. Nunca te había visto y en ese momento era solo un niño.
-Creo que fue una señal.
-¿Una señal? ¿De quién?
-Del destino. Tenía que conocerte, tenías que ayudarme a construir esa ballesta, tienes que ayudarme a construir esa ballesta.
-¿Qué? ¿Cuándo?
-No lo sé. Lo que sí sé es que si tu estabas en mi sueño es por alguna razón.
-¿Pero cómo sabes que era yo?
-Por que te ví. No podía parar de pensar en ti. Te dibujaba a todas horas, hasta te hice un poema…
-”Ayudame, señor desconocido. No sé si estoy poseído. Haz que tu despeinado pelo marrón sea mi motivación, que tus verdes ojos me apoyen en la desesperación. Haz que tu sonrisa me ayude a construirla, haz que ese objeto sea perfecto.” ¿Es esto?-Dije entre risas.
-Sí.
-Pues ahora que lo dices…Me describe bastante bien.
-Lo sé. Cuando Alfonso nos contó sobre tu talento y como le venciste, cuando nos dió una descripción tuya, supe de inmediato que eras el hombre del sueño y que tenías que unirte a la alianza.
-Vaya…
-¿Qué?
-Que me sabe mal que tu me hayas hecho un poema y no haya hecho nada por ti.

Comenzó a reírse.

-Tranquilo.-Dijo entre risas-Pero siempre puedes escribirme uno.
-Supongo que nunca es tarde.

Juanjo III y la guerra de unificaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora