Destino

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Por fin desperté. Estaba hecho polvo, pero estaba, así que funcionó. Nos libramos de las sirenas. Los demás seguían durmiendo, incluido Juan. No me sorprendió.

Me levanté y comencé a caminar torpemente. En eso me encontré con Faz. De alguna manera logró encontrarnos. Me acerqué a él y noté que tenía algo en la pata. Era papel. Luis y los demás nos contestaron.

Esperé a que todos estuvieran en pie para leerlo, y por suerte aquella voz marina no les hizo más daño.

-Venga Juanjo, leelo ya.-Se impacientó Marc.
-Allá voy.

“Hola amigos, no os preocupéis por nosotros, estamos bien. De momento los del norte no nos han dado problemas. Mejor preocupaos por vosotros, lo tenéis más difícil. Esperamos que el plan funcione, ¡Cuidaos!”

-Están bien.-Comprendió Terencio.
-Genial. Pero estamos bien nosotros?-Dijo Alfonso,
-Parece que esas voces no volverán a molestarnos, no aquí.-Afirmé.
-Bueno…¿Y cuál es el plan? Nos hemos alejado mucho de la costa y esos barcos parecían no moverse, así que no creo que podamos retomar esa ruta.-Comentó Marc.
-Estamos suficientemente lejos de la costa para que no nos vean. Seguiremos por aquí y luego entraremos directamente en territorio enemigo. No estaba en el plan, pero servirá.-Sugerí.
-Bueno, pues movámonos, tenemos que llegar a nuestro destino.-Afirmó Unai.
-Sí, pero primero deberíamos desatar las cuerdas y sacar las lanzas.-Comentó Alfonso.
-Sí, yo paso de arrastrar a todos.-Se rió Juan.

Juanjo III y la guerra de unificaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora