Encontrar un punto débil

3 0 0
                                    

Tras varios meses de descanso, desperté. Todavía me dolía un poco pero debía intentar moverme y acercarme a los demás, solo para confirmar que estaban bien.

Bajé las escaleras de el lugar en el que me encontraba y me encontré con todos
reunidos alrededor de una mesa con algunas fichas. Parecía que planeaban un segundo asalto. Pero no pude observar nada más, porque se dieron cuenta de mi presencia.

-¡Juanjo!-Exclamó Gabriel.
-¿Te encuentras bien? ¿Quieres algo de comer?
-¡Jajaja!-Se rió Jan.-Si se ha despertado y ha caminado hasta aquí es porque se encuentra mucho mejor.
-Si pero…
-No hay peros, acércate Juanjo. Nos vendrá bien tu ayuda.-Siguió Jan.

Todavía no me atrevía a hablar, o tal vez no me dieron oportunidad de hacerlo, quién sabe. El caso es que me acerqué a aquella mesa y pude observarla más detenidamente.

-¿Qué estáis planeando?
-Matar a los desgraciados que te hicieron eso.-Afirmó Pol.
-No quiero matar a nadie más…Nos faltan muchos hombres, y los romanos están cada vez más cerca.
-No vamos a perdonar a los que te dejaron así.-Dijo Luis.
-No voy a perdonar a Albion, pero sí a sus hombres.
-Juanjo…
-Vamos, la mayoría de esos hombres solo siguen órdenes, solo quieren alimentar a sus familias, y cumplen con los requisitos de Albion para entrar en la milicia. Además, necesitamos a esos hombres si queremos tener una oportunidad contra los romanos.
-¿Lo veis? Y vosotros queríais echar al genio…-Se rió Jan.
-¿Entonces que haceis? ¿Qué estáis buscando?
-Un punto débil.-Dijo Pol.
-De qué, ¿Del campamento de Albion en su propia casa?
-Eso parece…-Se rió Alberto.
-Es complicado, pero me parece posible.
-Juanjo, ¿Aún te duele?-Me preguntó Terencio.
-Un poco, pero no lo suficiente.
-¿No lo suficiente para qué?
-Para encontrar ese estúpido punto débil y acabar con esto.
-Mientras no te muevas del castillo…
-¿El castillo? ¿Dónde estamos?
-En Tara. ¿No lo reconoces?
-¿Me habéis montado un castillo? Que pasada…
-Sí jeje.-Se rió Terencio.
-Por cierto, ¿De dónde habéis sacado tanta información sobre el campamento?
-Tengo recursos.-Sonrió Marc.
-Casi olvido que tienes muchos amigos…
-Menos mal que no te has olvidado, suele servir de mucho.
-Espera, esa información, ¿Es de soldados del norte?
-Sí, de algunos. No todos están de acuerdo con ese tirano. ¿Por qué?
-¡¿Hay gente en ese campamento que está de nuestra parte?!-Dije agarrando fuertemente a Marc por los hombros.
-Sí, y no es poca. ¿Por qué?
-Puede que tenga una idea…
-¿Y cúal es esa idea tuya?-Preguntó Marc.
-Dejarte brillar.
-Explicate.
-Después de lo que pasó, seguro que tienen la costa vigiladísima, y teniendo en cuenta que se trata de Albion, No nos verán capaces de aparecer por otro lado.
-Creo que sé por dónde vas…-Sonrió Marc.
-Si conseguimos que nuestros aliados vigilen la colina, podremos bajar y escondernos entre los escombros del Palacio y actuar cuando sea el momento. Nos cargamos a Albion y a los más fieles, me hago rey y les damos una lección a los romanos.
-¿Y cómo nos acercamos?-Preguntó Gabriel.-Por mucho que quieran proteger a Albion, dudo que estén todos los soldados allí. ¿Cómo llegamos?
-Tienes razón. No estarán todos allí, pero sí la mayoría.
-Y  si Marc no miente en lo de que tiene contactos…-Siguió Enrique.
-Podrá despejarnos el camino hasta esos cabrones.-Comprendió Víctor

Juanjo III y la guerra de unificaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora