Por accidente descubrí la identidad de Chat Noir. Le prometí que no se lo diría a nadie, pero desde entonces él ha tenido un ojo sobre mí todo el tiempo.
¿Será éste el principio de una hermosa amistad? ¿O... De algo más?
❁❁❁
HISTORIA BASADA SÓLO EN...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Narra ____
―¡Y... Telón! ―grita Robert, nuestro director, cuando la escena termina. Se ve feliz, así que lo tomo como una buena señal.
Miro de reojo cada una de las butacas vacías en busca de Adrien, y suelto un suspiro cuando no lo encuentro.
―¿Algo está mal? ―pregunta Ash, nuestro amable y comprensivo transpunte.
―¿Eh? ¿Por qué lo dices?
―Has estado muy distraída, y durante toda la escena no dejaste de ver hacia la platea. ¿Estás esperando a alguien?
Abro los ojos con sorpresa.
―Oh, perdón... Creí que... Creí que no había sido tan obvia. Lo siento... ―Ash suelta una suave risa.
―Eres muy buena actuando, no podemos negarlo. Alguien normal no se daría cuenta de tus pupilas ansiosas, pero yo no soy alguien normal ―bromea dejando palmaditas sobre mi cabeza―. ¿Es tu novio?
Aguanto la respiración y la emoción vuelve a golpear mi corazón. Asiento con una sonrisa boba y Ash niega, divertido.
―Dijo que vendría, pero creo que se le hizo tarde.
―¡Ya vendrá! ¿Quién dejaría plantada a una chica tan linda? ―su sonrisa y el guiño que la acompaña me hace sentir avergonzada―. Tranquila, ve a descansar un momento, relájate y sonríe, que de seguro llega en un momento.
Asiento con la cabeza y bajo del escenario para que mi suplente ensaye la misma escena. Me siento en una de las butacas y cierro los ojos un segundo.
Me encanta actuar, pero no puedo negar que es agotador. Toda la atención se centra en ti, en tus movimientos, en tus preocupaciones y cada error que puedas cometer perjudicará a tus compañeros de escena.
Aún así... Éste es mi sueño.
―Oye, niña, con ése espíritu jamás darás un buen show... ―comenta de pronto una rasposa y cansada voz masculina. Abro los ojos de inmediato, encontrándome a un hombre sentado a mi lado.
―¿Perdón? ―pregunto mirándolo de arriba a abajo con una mueca.
Se ve descuidado. Tiene una barba de dos días, ojeras marcadas debajo de los ojos, cabello largo y despeinado y lleva encima una camisa blanca que parece no haber sido planchada en mucho tiempo.
¿Quién es y qué hace aquí?
Él me mira de reojo y niega con la cabeza.
―¿Actúas con seriedad? ¿O sólo lo haces por que estabas aburrida y no encontraste nada mejor? ―pasa los dedos entre la oscuridad de su pelo y hay algo en su voz que me llama la atención. Algo que me resulta familiar. ¿Podría ser el acento italiano?