Narra ____
El silencio en el auto es reconfortante y el aire fresco que entra por la ventanilla semiabierta tiene un suave aroma a humedad que adormece mis sentidos. Me aleja de éstos pensamientos autodestructivos que no me hacen bien.
Ojalá llueva pronto...
Todo lo que deseo ahora es estar recostada en mi cama, cubierta de frazadas, oyendo el tierno sonido de la lluvia golpeando la ventana mientras veo películas infantiles y me atraganto con comida chatarra.
Ése, por el momento, es el mejor sueño que tengo...
Suelto un suspiro justo cuando Félix chasquea la lengua y volteo a mirarlo intrigada, divirtiéndome con las fluctuantes expresiones de su rostro.
―Lo siento ―dice de pronto y frunzo el ceño, confundida.
―¿Por qué te disculpas?
―Siempre supe que Adrien iría a la fiesta ―confiesa y puedo ver lo mucho que éso le ha estado molestando―. Lamento no habértelo dicho desde el principio.
Muerdo el interior de mi mejilla repasando en mi cabeza todo lo sucedido y finalmente suelto una risita que lo deja desconcertado.
―¿Y sólo por éso te estás disculpando?
Félix resopla, conflictuado.
―Es sólo que... Por algún motivo que desconozco, me siento culpable. Y odio sentirme así.
La carcajada es inevitable.
Para ser honesta, no creí que alguien como Félix pudiera sentir culpa, o que pudiera pensar en alguien además de sí mismo.
―Descuida. No era tu responsabilidad decírmelo, mucho menos tu obligación. Y ya me ayudaste a escapar dos veces, así que estamos a mano ―digo golpeándolo con el codo de manera amistosa y él rueda los ojos. Parece fastidiado, pero es obvio que se siente más relajado ahora.
―Tienes razón, estamos a mano. Ya no te compraré ningún regalo de disculpas ―oírlo bromear así me parece extraño.
―Oh, qué lástima. Pareces ser la clase de chico que da buenos regalos… ―bromeo de regreso y ambos reímos.
Seguimos bromeando y hablando de cosas simples durante varios minutos, hasta que la conversación gira de forma drástica y llegamos, una vez más, a Adrien.
―¿Sabes... Si llevó pareja al baile? ―pregunto sin poder soportar ni un segundo más la incertidumbre.
Félix lo piensa un segundo y yo temo por la respuesta.
―La lista de invitados decía que iría con una chica. Creo que su nombre era...
―...Marinette ―termino en un susurro y Félix asiente. La curiosidad crece en sus ojos.
―¿La conoces? ―cuestiona girando en la esquina.
Suelto un supiro.
―Ella es... La chica de la que Adrien estaba enamorado ―confieso con pesar.
Félix levanta ambas cejas con sorpresa y empieza a analizar la situación.
Unos segundos después, voltea hacia mí y me hace una importante pero destructiva pregunta que ni siquiera yo me había hecho hasta ahora.
―¿Sigues... Enamorada de él?
Aprieto los labios y retengo la respiración.
Éste chico no se anda con rodeos, por lo visto.
―Bueno... Es difícil contestar éso ―balbuceo frotando mis ojos. Félix enarca una ceja.
―Así que aún lo amas...
Parpadeo, atónita.
―¿De qué estás hablando? Yo lo superé hace muchísimo, es sólo que...
Él se encoge de hombros.
―Si en verdad lo hubieras superado no lo habrías dudado.
Tengo una nueva enemiga... Su intuición.
―De acuerdo, sí. Lo he intentado. ¡Juro que llevo tres años procesando el jodido trámite, pero el servicio en mi estúpido corazón no hace su trabajo! ¿Entiendes?
Félix asiente y ríe. Y no sé si lo hace por la forma en que lo dije, o sólo le divierte verme perder los estribos.
―¿Vas a entrar a casa? ¿O quieres que te lleve a algún otro lugar? ―sugiere señalando hacia afuera. Miro por la ventanilla y me sorprende ver que ya hemos llegado.
―Oh, claro... Gracias por el viaje ―murmuro y abro la puerta, siendo golpeada al instante por el frío del exterior. Félix rueda los ojos y sale detrás de mí quitándose el blazer color gris que lleva puesto. Río sin poder creérmelo―. ¿Qué haces? ¿No ves que estoy literalmente a la puerta de mi casa?
Félix hace caso omiso a lo que digo y lo pone sobre mis hombros con cuidado.
―Estoy seguro que aún te quedan varios minutos a pie ―bromea refiriéndose al largo patio delantero que tengo que cruzar para llegar a la puerta.
―Pues... Qué considerado eres ―digo entre risas y sigo mi camino después de despedirme de él.
(...)
Narrador
Félix esperó con paciencia hasta que la vio desaparecer en el interior de su hogar y soltó un suspiro antes de arrancar, sintiéndose desanimado sin saber por qué.
Sacudió la cabeza para espabilarse e intentó concentrarse en la carretera, acción que se vio interrumpida cuando sus ojos se toparon con el pequeño y brillante bolso color blanco que había sido olvidado sobre el asiento vecino.
La sonrisa regresó a sus labios como una intrusa y no tardó en dar la vuelta con la intención de devolverle a su dueña lo que había dejado, sin embargo, su teléfono sonó justo en ése momento y contestó al leer el nombre de su guardaespaldas principal.
―Dime, Wade.
―Lamento llamarlo a ésta hora, pero el señor Agreste está aquí y dice que no se irá hasta hablar con usted.
Félix frunció el ceño.
―¿Mi tío está allí?
―No, señor. Hablo de su primo, Adrien Agreste.
Félix aspiró profundo y supo que aquella confrontación no sería nada amistosa.
Era hora del segundo round.
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Un Gato Viene a Verme (Chat Noir/Adrien y tu)
FanficPor accidente descubrí la identidad de Chat Noir. Le prometí que no se lo diría a nadie, pero desde entonces él ha tenido un ojo sobre mí todo el tiempo. ¿Será éste el principio de una hermosa amistad? ¿O... De algo más? ❁❁❁ HISTORIA BASADA SÓLO EN...