31. ¿Dónde está ella?

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Narrador

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Narrador

―¿Qué has dicho, Nathaniel? ―preguntó Adrien olvidando por un instante cómo respirar con normalidad. Su cuerpo se tensó y sintió que todo a su alrededor daba vueltas.

Nathaniel colgó la llamada y lo miró en silencio, analizando la situación con detenimiento.

Ésto será complicado... Pensó intentando mantener la cabeza fría.

―Nada que sea de tu incumbencia ―respondió tajante. Adrien apretó los puños.

―Nathaniel, dime que no es verdad lo que acabo de escuchar.

El pelirrojo soltó un suspiro y se cruzó de brazos.

―No sé qué fue lo que escuchaste, pero sé que no debiste hacerlo. Era una conversación privada.

―Nathaniel, por dios, dime… Dime que ella no se irá de París ―su voz se oía quebrada, el miedo apoderándose de su alma.

El chico de ojos azules apretó los labios. ¿Qué era lo que debía hacer? ¿Qué era lo mejor para su amiga?

―Lo siento, Adrien, pero lo que sea que haga ____ ya no te concierne. Mucho menos desde ya no eres parte de su vida.

―¡Nathaniel, por favor! ―rogó tomándolo de los hombros con desesperación―. ¿Dónde está ella? ¿Aún está en casa? Yo... ―Nath lo interrumpió.

―No la vas a encontrar ahí ―dijo en un arranque de sinceridad. No sabía por qué se lo había dicho. Podría haberlo dejado ir allí para que perdiera el tiempo y ____ no tuviera que enfrentarlo, pero... Aún no estaba seguro de que éso fuera lo mejor.

Una parte de él quería hacerle caso a su amiga y cumplir su deseo de mantener la distancia, mientras que la otra seguía creyendo que si ____ no hablaba con Adrien como era debido, jamás podría seguir adelante.

―¿Qué? ¿Entonces dónde está? ¡Tengo que ir! ¡Necesito...!

―¡Ella no quiere verte! ―le gritó siendo arrastrado por las fuertes emociones del momento―. ¡Deja que se vaya en paz!

Adrien se tensó y la ira se encendió cual fuego.

―¿¡De qué estás hablando!? ¡Ésto es entre ella y yo! ¡No está en ti decidir si puedo verla o no!

Nathaniel dio un fuerte paso hacia él y lo miró con intensidad.

―Yo, más que nadie, sé de lo que estoy hablando. ¿Quién crees que limpiaba sus lágrimas cada vez que lloraba por tu culpa?

Los gritos de ambos llamaron la atención de los demás estudiantes, quienes no tardaron en rodearlos para observar el espectáculo. El bullicio fue aumentando y las miradas se intensificaron, pero a ninguno de los dos pareció molestarle ser el centro de atención.

Un Gato Viene a Verme (Chat Noir/Adrien y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora