6. La Pregunta

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Narrador

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Narrador

―Tú eres más linda ―murmuró el héroe casi sin pensar. Los ojos de la chica brillaron hermosamente y el corazón del rubio se agitó.

Debo hacerle más cumplidos a partir de ahora... Pensó emocionado.

―¿A qué... A qué vino éso? ―preguntó ____ con las mejillas rojas y la voz temblorosa. Chat sonrió divertido. Le gustaba lo que podía causar en ella con sólo unas palabras.

Su lado juguetón salió de inmediato a la superficie y siguió con su bombardeo de palabras dulces.

―Lo digo en serio. Eres preciosa. Tus ojos me encantan y tu sonrisa hace que...

―¡Cállate! ―gritó ____ avergonzada cubriendo con una almohada la expresión coqueta de su visitante nocturno.

Chat empezó a reír y se libró de ella con un ligero forcejeo. ____ le dio la espalda y se escondió debajo de las frazadas. No quería que Chat la viera tan agitada.

―Sabes... Eres aún más hermosa cuando te avergüenzas. O cuando te concentras en tu tarea. También me gusta verte cuando ríes por algo que no entiendo... Y también... ―Chat guardó silencio cuando ____ sacó la cabeza de su escondite y lo miró a los ojos con una mueca desafiante.

―¿Le dices estas cosas a Ladybug también? ¿O para ella hay algo más especial? ―preguntó casi sin darse cuenta que el rubio acababa de verse expuesto.

Ésa es una buena pregunta... Escuchó al fondo de su conciencia.

¿Ésa voz era su sentido común o era Plagg haciendo de las suyas?

Chat tragó con dificultad y lo pensó un momento, pero al final no supo qué responder.

Somos amigos...

No. Ésa no era una buena respuesta.

Era una broma...

Menos. Mucho menos.

No quería hacerle pensar que sólo se estaba burlando. Después de todo, cada cosa que había dicho eran ciertas.

Era cierto que adoraba mirarla cada vez que llegaba a visitarla. Le gustaba estar en silencio con ella, o hacer mucho escándalo juntos. Le gustaba verla reír y le apenaba verla llorar al ver películas tristes.

―¿Te... Te molestó? ―fue lo único que pudo preguntar.

____ soltó un supiro.

No le había molestado. Obvio que no. Ni siquiera sabía por qué había hecho una comparación tan tonta.

Sabía muy bien que ella y Ladybug nunca podrían compararse. Mucho menos en el corazón del rubio.

____ soltó un falsa risita.

―Era una broma. No te preocupes... ―mintió para no arruinar el ambiente.

―Oh. ¿Es así?

―Claro. Sé que sólo estabas jugando conmigo... ―dijo quitándole importancia.

Chat se sintió mal al oírla hablar así. No estaba jugando con ella, pero tampoco tenía una mejor explicación.

El silencio los envolvió por varios minutos. Ninguno se atrevía a decir nada. Tenían sus propios conflictos internos.

Finalmente, ____ soltó un suspiro que lo tomó por sorpresa.

―Hum... ¿No crees que... Ya es tarde?

Chat lo procesó un rato hasta que logró entender la indirecta. Ella quería estar sola y él no estaba ayudando.

―Sí. Tienes razón. Mañana tengo que... Ir con mi padre a... Un lugar ―sonrió y se despidió de ella. No quería irse aún. Quería pasar más tiempo a su lado y preguntarle qué estaba mal, pero... No sintió que fuera la mejor opción.

Apenas Chat se fue, ____ se tiró a la cama y lanzó patadas al aire.

―¡Lo arruiné! ¡Lo arruiné! ¡Qué idiota!

(...)

Adrien se arrojó a su cama con la mente hecha un lío y repasó lo sucedido en su mente una y otra vez intentando descubrir qué había hecho mal.

Plagg voló hacia él con una sonrisa divertida y soltó una risita malvada a su costa.

―Es increíble lo poco que sabes sobre mujeres, niño.

Adrien lo miró con reproche.

―¿Y tú qué sabes sobre mujeres?

Plagg se carcajeo como villano de película.

―¡Mucho! ¡Tengo miles de años de experiencia! ¿Y tú cuántos años tienes?

Adrien le arrojó un calcetín que no llegó a tocar al pequeño Kwami.

―Cállate, Plagg.

―Oh, bueno, si te hace sentir mejor... Apenas tienes diecisiete años, la experiencia vendrá en unos cuantos centenarios más ―éso no era una burla, por más que lo pareciera.

―Déjame sólo un rato, ¿puedes? ―pidió decaído el chico.

Plagg no le hizo caso y siguió mirando sufrir a su portador hasta que dejó de ser divertido.

Y sin nada más que hacer, decidió ayudarlo.

―Escucha, Adrien. Te haré una simple pregunta y tienes que pensarla bien antes de responder... ―Plagg se acercó un poco más a él y se aseguró de que lo estaba escuchando―. ¿Aún amas a Ladybug?

Adrien se levantó de un salto y lo miró como si se hubiera vuelto loco.

Estaba a punto de decir que sí hasta que el rostro avergonzado de ____ golpeó su retina.

Qué extraño. Pensó.

La seguridad había abandonado su cuerpo y no supo qué contestar.

―Yo... ―comenzó, pero nada le siguió a eso.

Plagg rodó los ojos.

―No tienes que contestarme a mí, niño. Deberías responderte a ti mismo. Buena suerte ―exclamó antes de dejarlo finalmente solo.

Adrien miró el techo el resto de la noche mientras se preguntaba por qué ya no estaba seguro de nada.

No creo que pueda verlas a la cara pronto... Pensó refiriéndose a ____ y a Ladybug.

Quizás ya era hora de tomarse un tiempo para aclarar sus pensamientos.

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Un Gato Viene a Verme (Chat Noir/Adrien y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora