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Yoongi miraba su celular con impaciencia, estaba sobre un muro de piedra, fuera de un edificio, donde se encontrabaJungkook. No sabía muy bien qué hacía adentro, pero había preferido esperar afuera. No tenía mucha fuerza para moverse.

Guardó su teléfono y miró en dirección a la puerta de salida. Unas grandes letras en pegatina se hacían en esta para presumir el nombre de la empresa. Convenientemente, Kookie salió. Tenía una sonrisa adorable en su rostro, sin embargo, la misma le decía a Yoon «No te diré nada si no me preguntas», niño mimado, pensó.

― ¿Y bien?.

― Me gusta la empresa, es probable que la escoja.

― Muy bien.

El menor le miró indignado. Como si esperara a que le dijera algo más.

―¿Y ahora qué tienes?

― Parece que no te importará que tu mejor amigo está por convertirse en una super estrella.

― Conejo berrinchudo. ― Ignoró el puchero del contrario y miró su celular, una vez más. Ningún mensaje.

Suspiró, y mientras caminaba, recordó la noche pasada.

No perdamos contacto Yoon, este es mi número. Extendió un papelito con unos números algo torcidos por usar como único apoyo su mano. Su sonrisa de corazón golpeando directo en el corazón de Yoongi .

Miró algo dudoso el papel, tomándolo con simpleza para guardarlo en su pantalón.

Caminaron juntos a casa. Resulta que no vivían tan lejos uno del otro.

― Ya veo. ¿Sigues pensando en ese chico?.

― ¿Qué?, no. ¿De quién hablas?.

― Es por eso que no estudiaste teatro. ¡Hablo del tonto de la rosa!. ― Gritó como si no hubiera gente pasando por la calle. Yoongi le dio un golpe en la cabeza para que se callara. ― ¿Ahora si sabes de quién hablo?

― No es por él. ― Iba a decir algo más, pero un estornudo se atravesó en sus palabras.

¿Y por quién más?.

― Es por... ¡Mi doctor!, dijo que me enviaría la receta médica por chat, pero aún no recibo nada.

― Min Yoongi, ¡Tú odias ir al doctor! y te saqué esta mañana de tu casa para que me acompañaras ¡¿En qué momento-

Yoongi solo se había dado la vuelta empezando a caminar en dirección contraria, ignorando olímpicamente a su amigo a mitad de su reclamo.

El conejo tomó su zapato y se lo tiró directo a la cabeza.

― ¡Oye!. ― Miró el zapato en el piso por unos segundos, lo recogió y salió a correr con este. El menor le gritaba corriendo tras él. Una nueva imagen para los ciudadanos de Daegu, dos adultos de 20 y 21 años corriendo en la calle por un zapato; como ver a dos niños en el patio de juegos.

Tras la persecución, ambos terminaron en la banca de un parque, no muchas cuadras lejos de donde estaban.

Jungkook le arrebató el zapato y se lo puso mirándole visiblemente enfadado, aunque no duró mucho.

― ¿Estás bien?, te ves más pálido de lo normal.

― Si, creo que me voy a enfermar, no es nada.

― Cuídate, te necesito vivo para mis presentaciones.

Yoongi rodó los ojos con buen humor. ― Lo que tu digas Kookie.

...

Winter RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora