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Yoon sostenía entre sus dedos un vaso con café caliente que Jimin le había comprado. Ambos caminaban por la vía peatonal, habían salido de la universidad para estirar las piernas según el rubio.

Y si no fuera por este ambos irían en silencio, en solo treinta minutos le había contado toda su vida.

― ¡¿Y sabes qué?! ― Era muy enérgico al hablar.

― No

― ¡Me dijo que nunca lo dejo hablar!, ¡es como discutir con una pared!...― Yoon le escuchaba mientras se protegía del frío. Sus mejillas se congelaban, por lo que acercó la botella a su cara y la sostuvo al costado de esta, cerrando sus ojos por unos segundos para concentrarse en el calor que esta aún conservaba.

Su concentración se fue al caño cuando Jimin dejó de hablar y le jaló del brazo para caminar un poco más rápido.

― ¿Qué? tú caminas lento y yo tengo hambre.

Estaban frente a una tienda de Bungeo-ppang.  

Hicieron fila durante unos minutos hasta que Jimin compró algunos para los dos, con pequeños vasos de chocolate. Se sentaron en la banqueta de la tienda hasta que quedaron con los últimos pasteles de pececitos en manos.

― Mi mamá me compraba de estos al salir de la escuela ― Mencionó por primera vez Yoongi.

Era la primera vez que  tomaba la iniciativa para hablar con Jimin, lo cual lo dejó algo sorprendido, pero feliz.

― Mi mamá no me dejaba comerlos, decía que me pondría gordito ―  Contestó entre risas el menor ― En cambio, me compraba bolsas con ensalada.

Ambos rieron. 

Finalmente tomaron rumbo de vuelta a la universidad.

Winter RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora