Winter Rose

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―Espera, fueron muchas vueltas en poco tiempo... ― Namjoon se tapó la boca mientras se apoyaba en un poste de luz, acababa de bajar del ferris y su cara estaba pálida. Era mucha velocidad en un solo sentido para Nam.

― Te traeré agua espérame aquí Namu ― Jimin le dio un beso en la mejilla y fue a buscar algún puesto de comida.

Namjoon se sentó en el suelo. Una botella de agua fue puesta frente a él.

― Gracias Jimin ― Tomó la botella y levantó la vista. Ese no era Jimin.

― En realidad soy Jin ― Un chico vestido de paramédico estaba parado frente a él. Algo delgado pero con hombros anchos. ― Soy parte de la seguridad médica del parque ― Su sonrisa irradiaba seguridad. Namjoon estaba sorprendido.

― Soy Namjoon, estudio enfermería ― Le ofreció la mano y el chico la tomó.

― Espera, ¿eres de la universidad pública de Daegu? ― Namjoon asintió. ― ¡Te recuerdo, eres el chico de hoyuelos bonitos! ― Las mejillas de Namjoon se enrojecieron tenuemente. Aparentemente Jin estudiaba con él y se habían cruzado un par de veces. 

Siguieron hablando durante un par de minutos, Jin estaba por graduarse, su trabajo en el parque le daba créditos, y además de eso, no podía creer que Namjoon no lo recordara, siendo que se chocaban a menudo, principalmente por culpa de este y su caminar sobre las nubes. 

 Namjoon ya se había levantado del piso cuando una botella de agua voladora se atravesó entre él y Jin. Lo cierto era que el desconocido estaba acercándose peligrosamente a este, y él parecía no enterarse.

Jimin se hizo a un lado de su pareja y miró con una ceja alzada a la nueva cara.

― Oh, Jimin! Él es Jin...? ― Un tono de duda se atravesó en la frase de Nam.

― Seok, Seok Jin ― Y como si la energía de Jimin no le hubiera asustado, el más alto de los tres sonrió radiante al presentarse.

Al final Seok Jin siguió con su trabajo como si le hubieran quitado tres litros de sangre.

― Eres un vampiro ― Namjoon le miró con una sonrisa incrédula. Jimin solo sacó la lengua con una sonrisa. Nam rodó los ojos y le dio un beso en la nariz.

Al fin, del ferris salieron primero, un par de dulces chicos que iban abrazados por la cintura, y al final, dos chicos tan sonrojados como dos cerezas.