CAPITULO 5

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Bajé del coche de Luca y miré en frente de mí  un estrecho callejón oscuro donde solo alumbrado con las luces de neón del bar de al lado se podía distinguir como una pareja se besaba desenfrenadamente, casi como si se les fuera la vida en ello.
-Este lugar me da mala espina..-susurró Megan.
Tragué saliva asustada cuando un hombre de unos cincuenta años bebía de una lata de cerveza mojando casi su rostro por completo mientras iba gritando palabras mal sonantes.
-Dame las flores que hemos comprado-dije casi en un hilo de voz.
Tenía miedo, bastante miedo, pero no iba a echarme ahora para atrás.
-Luca- me giré para observarle.
Entendiendome se posicionó delante de mi y caminó entrando al callejón con todas nosotras por detrás.
Nunca jamás había tenido que salir de Belgravia para nada, nunca jamás había tenido que caminar por un barrio tan pobre como era Newham.
¿Y si nos secuestraban o pasaba cualquier cosa?
-Stiamo cercando un certo Roth-Luca me devolvió a la realidad cuando preguntó a la pareja que no dejaba ni un segundo de besuquearse.
Los dos se giraron sin entender nada y volvieron a unir sus labios tras apartar de un empujón a Luca.
-Este callejón solo conduce al bar- dije mirando como Linda besaba la mejilla de Luca para premiarle por su valentía.
-Yo no pienso entrar al bar- Megan negó rotundamente con la cabeza.
Era la primera vez que la veía tan asustada, pero antes de poder pronunciar palabra volvió a entrar en el callejón el hombre con el rostro y la ropa aún mojada de cerveza.
-¡¿Qué coño queréis?!-espetó lanzándonos la lata ya vacía- ¡Putos niños pijos de mierda!
Dimos un paso hacia atrás asustados, pero Luca de nuevo sin intimidarse ante aquel hombre dio un paso hacia delante.
-Stiamo cercando un certo Roth.
-¡¿Qué coño dices gilipollas?!
-Que estamos buscando a un tal Roth- Linda bajo nuestra atenta mirada llena de sorpresa,dio un paso hacia delante y agarró la mano de Luca con confianza.
-¿Y que coño hacen unos putos pijos buscandole?
Una voz detrás de nosotros nos sobresaltó haciendonos girar las cabezas de inmediato.
Un chico que aparentaba la misma edad del muchacho al que estabamos buscando nos miró con semblante serio y las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta de cuero.
-Estos putos pijos solo quieren pedirle disculpas- dije intentando no parecer nerviosa, aunque me era casi imposible disimularlo- le daremos las flores y nos iremos.
El chico clavó sus grandes ojos azules en mí y con la palma de la mano tocó con fuerza la puerta trasera del bar.
-¡James, abre la puerta!
Escuchamos unos pasos decididos caminar dentro del bar y mi respiración se entrecortó cuando la puerta se abrió y un chico con una gran barba oscura y tan corpulento que ocupaba casi toda la puerta apareció clavando la mirada en nosotros.
-Este no es el chico...-susurró Megan.
-Estos chicos te buscan para darte esas putas flores- el chico de los ojos azules volvió a mirarme y esbozó una sonrisa - creo que te ha salido admiradora.
-Callate la puta boca- el hombre corpulento caminó decidido hacia mí y me arrancó las flores de las manos sin que yo pudiera hacer nada para impedirlo.
Me miró por un segundo casi desnudandome con la mirada y me hizo un gesto con la cabeza para que entrara dentro del bar.
-Lo siento, pero..
-Siamo venuti solo per scusarci per l'incidente di ieri - me interrumpió Luca.
El chico corpulento le miró con gesto enfadado y lanzó las flores contra el suelo.
-¡¿Qué me has llamado?!
Miré asustada a Luca, pero antes de que aquel hombre le propinara un puñetazo, el sonido de una moto nos hizo girarnos a todos.
-Tendrías que haber llegado a las diez- el hombre corpulentó nos ignoró centrando toda su atención en el motorista- estoy harto de ser yo siempre el que tenga que atender en el bar.
Se bajó de la moto mientras Megan tiraba de mi mano para que aprovecharamos aquel momento para escapar, se quitó el casco dejando que su pelo algo largo y ondulado se despeinara para más tarde pasarse una mano para arreglarlo.
Entonces sus ojos oscuros como su cabello se clavaron en mis ojos verdosos, y dejando el casco encima de la moto me señaló.
-Tú...
Di un paso hacia atrás asustada con su reacción.
-¡Tú fuiste la que casi me mata!-gritó el motorista apuntandome con el dedo.
Pero antes de que diera un paso hacia mi, Luca se posicionó delante con gesto amenazante.
-Non vogliamo problemi.
-¿Qué?
El motorista miró al hombre corpulento con confusión.
-Creo que he sido yo el que me he equivocado- el chico de los ojos azules caminó hacia el motorista- la chica venía buscando a un Roth y pensé que se refería a tu hermano James.
-Yo...-intenté armarme de valor para pronunciar dos palabras seguidas sin salir corriendo de aquel lugar- yo solo venía a disculparme.
-¿Disculparte?
El motorista se acercó a mi poniendome algo nerviosa con su presencia.
Giró su cara y me dejó ver una brecha cerca de su ceja- solo me hice esto- dio otro paso hacia mí provocando que yo diera otro hacia atrás, pegando mi cuerpo al de Megan- pero podría haber sido peor.
Megan tiró de mi mano dispuesta a echar a correr, pero el chico de los ojos azules se posicionó detrás de nosotros impidiendonos el paso.
Escuché el llanto de Linda detrás de mi y sacando fuerzas y valor de donde no tenía me encaré con el motorista.
-He venido a pedir perdón- cogí las flores del suelo y se las lancé - si no quieres aceptarlas es tu problema, y ahora dile a tu amigo que nos deje pasar porque no tenemos nada más que hacer aquí.
El chico esbozó una sonrisa y desvió la vista hacia su amigo.
-Deja que se vayan.
De nuevo volvió a clavar los ojos en mí con algo de desprecio en la mirada.
-Y dile a tu padre que mi silencio no se compra con una moto nueva- sin decir nada más abrió la puerta del bar y se perdió dentro.
Sin perder tiempo echamos a correr y nos deslizamos dentro del coche de Luca casi en medio segundo con el corazón acelerado.
-¿Qué ha querido decir con que su silencio no se compra con una moto?-pregunté sin dejar de mirar por la ventanilla si nos seguían- ¿va a denunciarme?
-Si lo intenta,tu padre lo aplastara como una cucaracha-comentó Megan intentando calmar a Linda que aún seguía sollozando.
Me mordí el labio arrepentida de haberlas traído conmigo y mirando de nuevo por la ventanilla me estremecí viendo aquel barrio al que nunca debía de haber venido.
Había niños descalzos por las calles, puestos de comida rápida que seguramente no respetaban las normas de higiene y gente que podía aparecer en peliculas de terror sin apenas caracterización.
-No nos vuelvas a pedir estos favores..-susurró Linda.
-No lo haré..




LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora