CAPITULO 11

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Caminé perdida en mis pensamientos por una de las tiendas de ropa más famosa de Londres. Mi padre me había contado infinidad de veces que mi madre le encantaba pasearse por las avenidas de Londres en busca de las mejores tiendas donde poder conseguir vestidos únicos que no viera en nadie más, y así conocio la tienda de Alberta Ferreti al final de la calle. Y ahí mismo fue donde compro el vestido que lució el día que mi padre pidió su mano prometiendole amor eterno.
Suspiré.
-¿Me estás escuchando?- preguntó Linda sacandome de mis pensamientos.
Me giré para mirarla en el probador mostrandonos un precioso vestido corto con pedreria en un azul marino que hacia que sus ojos claros llamarán aún más la atención.
-¿Creéis que Luca admirará este vestido?- Megan sentada en un sofá de cuero oscuro se cruzó de brazos- solo estará esperando el momento para arrancartelo.
Caminé hacia ellas esbozando una sonrisa.
-En ese caso no admirará ninguno-dijo Linda con las mejillas rosadas- porque desde...- miró a su alrededor y sonriendo terminó la frase- desde que nos conocimos no dejamos de...ya sabéis.
Megan puso los ojos en blanco cuando me senté a su lado sin borrar la sonrisa de su rostro.
-Si se llegaran a enterar tus padres...-negó con la cabeza llena de desaprobación- temblaría todo Londres.
-Pero no lo harán- estiré la mano cogiendo una copa de champán que había en la mesa- para eso estamos nosotras.
Linda esbozó una sonrisa nerviosa acercandose al sofá donde estabamos sentadas.
-Chicas- se sentó junto a nosotras cogiendo otra de las copas de champán- os juro que no se que tiene Luca, pero es como un imán para mí.
-Eso es porque es prohibido- Megan le lanzó una aceituna esta vez con gesto más serio- pero cuando acabemos la universidad te tocará casarte con uno de tu misma clase social.
-Chorradas- Linda sacó la lengua a modo de burla- me escaparé con Luca y viviremos...
-En un cuartucho con una mesilla de noche como armario-la interrumpió Megan.
Me puse de pie aplastada por las dos, y dejando la copa en la mesa me dirigí al probador.
-Chicas, Liam quiere llevarme a cenar esta noche- cogí uno de los vestidos que había elegido Linda para ella- y va a presentarme a unos amigos.
-Ves-Megan me señaló fulminando con la mirada a Linda- Liam si es un chico de bien.
-No me pareció que te desagradara tanto Luca cuando le conociste en la playa-Linda le tiró una aceituna comenzando a enfadarse- es más, le extendiste tu mano esperando un beso como una desesperada.
-Chicas.
Pero las dos ignorandome siguieron discutiendo ajenas a que más de una persona nos miraba avergonzada.
Sin saber que hacer me metí en el probador y me miré durante un segundo al espejo.
Liam era un chico de bien, claro estaba, provenía de una familia adinerada y sus padres llevaban siendo amigos de los míos hace ya bastantes años, pero ¿Por qué siendo el chico perfecto no lograba entrar del todo en mi corazón?
Me desnudé y me puse aquel corto vestido negro con una avertura en una de las piernas y una preciosa espalda descubierta que realzaba mi figura.
-Si vas con eso los amigos de Liam te comerán con la mirada-Linda asomó la cabeza entre la cortina y esbozó una sonrisa.
-A mi me parece demasiado-Megan pegó su cabeza a la de Linda y me miró detenidamente, como si estuviera evaluandome para un certamen de belleza- yo esto me lo pondría para otra ocasión.
Me miré de nuevo al espejo y me mordí el labio inferior sin saber que hacer.
-Con este vestido volverás locos a todos-Linda volvió a llamar mi atención- incluido al motorista ese que se cuela como Romeo en tu cuarto.
Megan corrió la cortina y se cruzó de brazos.
-¿Se puede saber a que viene eso?- esta vez me miró arqueando una ceja- ¿ha vuelto a colarse en tu habitación?
Miré a Linda con cara de pocos amigos y negué con la cabeza.
-Claro que no-mentí- si hubiera entrado hubiese llamado a la policia.
-¿Y ahora qué?- Linda la imitó cruzandose de brazos- ¿También le vas a prohibir estar con otra persona?
-Es un delincuente- Megan cogió su bolso con gesto enfadado- nosotras somos chicas de bien y no..
-¿Y por ser niñas de bien no podemos divertirnos con otros?-la interrumpió Linda.
Me miré al espejo de nuevo con sus voces de fondo y me pasé una mano por mi brazo.
¿Se volvería loco Thomas si me viera con este vestido?

LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora