CAPITULO 7

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Abrí los ojos lentamente mientras tocaba el mármol del suelo con la mano.
De golpe me incorporé al recordar al motorista.
¿Aún seguía en mi cama?
Sin perder tiempo me puse de pie con algo de dolor en la espalda y caminando decidida hacia la cama me quedé quieta observando mi habitación.
La cama estaba desordenada, los cojines aún seguían en el suelo, la puerta del baño estaba abierta de par en par, pero no parecía estar el chico desconocido por ningun lado.
-¿Hola?
Caminé por mi habitación hasta llegar a la ventana y solo entonces pude ver un papel en la repisa.
La puerta de mi cuarto se abrió a mis espaldas, pero yo intrigada por la nota comencé a leerla.
"Deuda saldada'
-¿Donde está?- Linda se acercó a mi y me arrebató la hoja de las manos.
-¿Ha donde vas?-preguntó esta vez Megan cuando me giré para mirarlas.
Solo entonces reparé en que había dormido con el vestido de Versace puesto.
-Es el vestido que me había puesto para ir a la fiesta en casa de Luca- dije pasando las manos por encima- después de todo lo que pasó se me olvidó quitármelo.
Megan dejó el bolso encima de mi cama y cruzandose de brazos me miró fijamente.
-¿Como ha llegado hasta aqui? ¿Como sabe donde vives y cual es tu habitación?
-Es un psicopata- Linda arrugó los labios pasandole la nota a Megan- ya os lo dije.
-Me dijo que alguien le perseguía- miré de nuevo por la ventana algo asustada- pero no habló mucho más conmigo.
-Si Liam o tu padre le hubieran descubierto se hubiera liado una buena- Megan miró la cama algo asqueada - ¿Has dormido con él?
-¡Claro que no!- espeté.
Sabía que Megan me estaba juzgando, que todo aquello le parecía una verdadera locura, pero yo ya no podía hacer nada para remediarlo.
-¿Y esto?- preguntó Linda desde el baño.
Rapidamente se asomó mostrandonos un móvil con la pantalla algo destrozada.
-Desbloquealo- Megan corrió hacia ella y le arrebató el móvil de la mano- vamos a saber que esconde este tal señorito Roth.
Me acerqué a ellas cuando Linda soltó una carcajada sonora.
-No se desbloquea, lo tiene con huella.
-¿Este es él?
Megan giró la pantalla para que la vieramos, en ella el motorista sonreía acompañado del otro chico de ojos azules que nos encontramos en el callejón.
-Tia- Linda tiró de mi brazo llamando mi atención- ¿y si no se olvidó el móvil?
-¿Qué quieres decir?-pregunté frunciendo el ceño.
-Que lo hizo adrede-me miró con un brillo en la mirada sin dejar de sonréir- porque quería volver a verte.
-Que idiotez- Megan nos miró negando con la cabeza- no creo que ese chico tenga tantas luces.
Me entregó el móvil y caminó hacia la cama con gesto algo asqueado.
-Has gastado los intentos de desbloquear el móvil-dije siguiendola y lanzando el móvil encima de la cama- si se le ocurre volver, pareceré yo la psicopata.
-¿Y te preocupa eso?- se giró de golpe y me miró sin comprenderme- después de darle las flores acordamos que volveríamos a nuestra vida normal.
-Y así fue hasta que ayer se coló en mi casa.
-Podrías haber llamado a la policia o haber avisado a Liam..
-Chicas - Linda se posicionó delante de nosotras dos esbozando una sonrisa algo divertida con la situación- no es momento de ponerse así.
Se giró para mirar a Megan que aún seguía con el ceño fruncido.
-Que vaya a devolverle el movil antes de que él venga a recuperarlo-terminó de decir.
-¡¿Qué?!
-No, no, no- negué con la cabeza enfadada- no pienso volver a ese barrio.
-Estoy de acuerdo con Ada-Megan cogió su bolso y caminó hacia la puerta- no debe volver a darle ni un segundo más a ese delincuente.
De golpe cerró la puerta marchandose. Miré a Linda sin saber que hacer y suspiré viendo como ella tras darme un rápido beso en la mejilla corría detrás de ella.
-¡Megan!
Miré el movil encima de la cama mientras no dejaba de dar vueltas por la habitación sin saber que hacer.
¿Qué tenía que hacer? ¿Esperar a que él volviera a colarse dentro de mi casa corriendo el riesgo que alguno de los vigilantes lo vieran?
Era evidente que esta vez no podía contar con Linda y Megan así que debía pensarlo muy bien todo.
Me pasé una mano por el pelo estresada y caminando hacia la cama, me tumbé cogiendo el móvil entre mis manos.
Miré el fondo de pantalla fijandome en cada detalle de él. Era una foto en alguna playa en la que los dos amigos con unas copas en las manos y pasándose el brazo por el hombro del otro sonreían llenos de felicidad.
¿Y si le llevaba el móvil?
Suspiré sin saber que hacer y con enfado lo lancé hacia el vestidor.
-No, no, no...
Con rapidez me levanté a por el con miedo a haber roto algo más y respiré aliviada cuando lo cogí entre mis manos sin un rasguño más.
Miré el móvil una vez más y sin darle muchas más vueltas cogí mi bolso y salí de mi cuarto disparada.
-¡Alfred!
Bajé las escaleras a toda prisa y abrí la puerta principal.
-Alfred, tengo cosas que hacer- dije acercandome hacía él que comiendose un platano apoyado en la limusina me miraba sin entender nada- necesito que me lleves a un sitio.
Sin esperar a que me abriera la puerta de la limusina, la abrí deslizandome dentro con rapidez.
Él no tardo ni medio segundo en sentarse en el asiento del conductor y mirarme desde el retrovisor.
-¿Ha donde vamos señorita Brown?
-Ha Newham- contesté sin poder mirarle- arranca y te voy indicando.
-Pero..
-Alfred arranca.
Sin decir nada más puso la limusina en movimiento y abandonamos la mansión antes de que alguien más nos viera.
-Sé que no me incumbe-Alfred volvió a mirarme desde el retrovisor cuando llegamos al primer semáforo- ¿Qué se le ha perdido en Newham?
Le miré sin saber que contestar. ¿Por qué sentía la necesidad de devolverle el móvil? ¿Era por el simple hecho de que no quería que volviera a mi casa o había algo más?
-Lo único que te pido es discreción- dije por temor a que le confesase todo a mi padre- porfavor.
Siguió alejandose de Belgravia sin contestar mientras yo miraba de nuevo el móvil con nerviosismo.
¿Y si no le encontraba? ¿Qué haría entonces?
Si Megan o Linda se enteraban de lo que estaba a punto de hacer me matarían ...y con toda la razón.
Miré de nuevo por la ventanilla viendo como las casas de Belgravia se iban quedando atrás y suspiré.
-Alfred...-susurré aún temerosa de que mi padre se pudiera llegar a enterar de lo que estaba haciendo- solo tengo que devolver una cosa y jamás  regresaré.
Sus ojos volvieron a coincidir con los míos por el retrovisor, y con la amabilidad que siempre le caracterizaba me sonrió.
-Tranquila señorita, no le contaré nada a su padre.

LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora