Abrí la puerta de mi casa viendo en la entrada la limusina aparcada.
¿Ya estaría mi padre en casa? ¿Como habían podido llegar tan pronto?
Caminé apresuradamente observando mi alrededor mientras subía las escaleras que conducían a la puerta principal para asegurarme de que realmente no hubiera nadie cerca.
Esta vez las volví a bajar y corrí detrás de los grandes arbustos donde Jake me miraba en completo silencio espectante a lo que iba a hacer o decir.
-Salta-dije.
-Tienes una forma un tanto extraña de hacer entrar a las visitas en tu casa-comentó saltando.
-No eres una visita- puse los ojos en blanco y volví a mirar a mi alrededor- si mi padre te llega a ver sacara la escopeta.
-¡¿La escopeta?!
-Calla- me reí propinandole un suave golpe en la espalda- que no te puede oir nadie.
Le hice un gesto para que me siguiera, pero frené de golpe cuando la voz de Erick me sobresaltó.
-¿Ada?
Me quedé pretificada sin saber que hacer cuando él lentamente se metió entre los arbustos y clavó la mirada en Jake que cruzado de brazos nos observaba.
-Es...es el nuevo jardi...
-Liam lleva media hora en tu cuarto esperandote- me interrumpió sin apartar ni una milésima de segundo sus pupilas de las de Jake.
Escuchar el nombre de Liam hizo que mi corazón comenzara a latir con fuerza dejandome sin aire.
-Llevatelo a tu cuarto-dije tirando del brazo de Jake para acercarlo a mi- porfavor será solo un momento.
Erick se quedó un segundo en silencio, segundo que se me hizo eterno.
-Te doy unos minutos - se giró comenzando a andar mientras yo desviaba la vista hacia Jake.
-Vete con él- solté su brazo- en unos minutos te sacaré de aquí.
Sin decir nada más y dedicandole una sonrisa corrí hacia mi casa subiendo apresuradamente las escaleras.
¿Qué hacia Liam aquí? ¿Como había podido presentarse después de todo lo que me había hecho?
Me giré una última vez para ver como Jake caminaba detrás de Erick. ¿Había hecho bien en dejarle ir con él?
Crucé los dedos esperando que no me delatara.
-¿Has terminado todo lo que tenías que hacer en la universidad?-la voz de Liam al final de las escaleras que conducían a mi habitación me sobresaltó.
Sin pronunciar palabra caminé hacia él subiendo los peldaños para tras mirarle fijamente esquivarle, y dirigirme hacia mi habitación.
-¿No vas a hablar?-preguntó detrás de mi.
Aún en silencio abrí la puerta de mi habitación y me quedé quieta al ver un gran ramo de rosas rojas encima de mi cama acompañado de una caja del mismo color con un lazo blanco que sujetaba una pequeña nota.
-¿Te gusta?- Liam entró en la habitación y me dedicó una sonrisa.
-¿Crees que con flores y regalos voy a perdonar lo de anoche?
Cerré la puerta de mi cuarto de un portazo y le señalé con el dedo.
-¿Crees de verdad que haré como que nada a pasado?
-Venga Ada, mira primero lo que te he comprado- ignorandome por completo cogió la caja rojiza y caminó hacia mi.
Sin perder tiempo la abrió dejandome ver un collar de perlas comprado seguramente de la mejor joyeria de la ciudad.
-Esto no me interesa en absoluto..-susurré- yo solo pido en una relación que como mínimo se me trate bien.
Sacó el collar de perlas de la caja y se posicionó detrás de mi, besandome ligeramente el cuello mientras mis ojos se hinundaban de lagrimas y un escalofrio aterrador me recorría el cuerpo.
-Es normal que las parejas discutan-apartó mi pelo con delicadeza y me colocó el collar en el cuello sin dejar de darme ligeros besos- pero no debemos ser rencorosos.
-Liam...
-Siempre te he respetado y querido- esta vez se posicionó delante de mi- pero el simple hecho de que alguien se acerque a ti me hierve la sangre.
Me aparté de él algo molesta.
-Cariño- Liam caminó hacia la cama y cogió una de las rosas de aquel gran ramo, se acercó a mi y partiendo el tallo con las manos me sonrió colocandome la rosa en el pelo- estoy locamente enamorado de ti, por algo hago tantos esfuerzos contigo, por algo compro joyas tan caras y por algo me esfuerzo cada dia con tu padre.
Acercó sus labios a los mios y me plantó un beso que no pude esquivar cuando pasó sus manos por mi espalda atrayendome más a él.
-Yo..
-Tengo que hacer cosas- posó uno de sus dedos encima de mis labios para hacerme callar- mañana por la noche vendré a recogerte y te recompensare lo de ayer.
Sin decir nada más besó mi frente y caminó hacia la puerta.
-Ah-se giró una ultima vez con la puerta abierta- recuerda que nada podrá hacer que tú y yo nos separemos.
Y dejandome en la habitación, cerró la puerta y se alejó.
-¿Nada nos separará?- puse los ojos en blanco hablando para mi misma, y llevandome una mano al collar tiré de él rompiendolo y haciendo que todas las perlas cubrieran el suelo de mi habitación.
Caminé esta vez hacia mi vestidor y dando un pequeño salto cogí una cajita de cristal que tenía guardada en lo más alto del armario.
Mi tio William, hermano de mi madre, siempre por mi cumpleaños me daba como regalo dinero. Jamás nos habíamos visto en persona, a excepción del dia en el que nací, supongo que por eso había optado por dinero y no por joyas o ropa de marca.Todos esos cheques que mi tio me regaló yo los guardé en una cajita sin darles apenas importancia. ¿Para qué necesitaba yo dinero si ya tenía todo lo que quería?
Apoyé la cajita en la isla que ocupaba el centro de mi vestidor y la abrí esbozando una sonrisa.
El primer cheque de aquella montañita era de 50.000 libras. ¿Sería suficiente para que Thomas saldara su deuda con Jacob?
Lo agarré entre mis manos y sin pensarmelo ni un segundo lo guardé en mi bolso.
Salí de mi habitación sin perder más tiempo y corrí hacia el cuarto de Erick. La mayoria de los cuartos de la servidumbre se encontraban fuera de la mansión, pero la madre de Erick que era de las cocineras mas antiguas que teniamos, mi padre le entregó una habitación en el sótano mientras aún se construían las habitaciones de los demás, y por unas cosas o por otras al final nunca se fue de aquel sótano.
Tras bajar todas las escaleras entré en la cocina y esbocé una sonrisa al ver a Alfred tomando un vaso de agua.
-¿Necesita algo señorita Brown?-preguntó.
-Solo he venido a hablar un segundo con Erick- dije aparentando serenidad mientras me movía lentamente hacia la puerta del sótano.
Alfred asintió y sin decir nada más dejó el vaso en la encimera y salió de la cocina.
Con rapidez abrí la puerta del sótano y baje las escaleras de maderza maciza lo más rapido que pude hasta que en el último peldaño mis ojos se encontraron con los de Jake que sentado en una silla y cruzado de brazos fumaba con tranquilidad.
-Le he dicho mil veces qur no se puede fumar- esta vez Erick llamó mi atención- no sé de donde has sacado a este tio pero quiero que se vaya ya de aquí.
-Dejame a solas con él..-susurré- y vigila que no entre nadie.
-Pero Ada..
-Solo dos minutos-le interrumpí.
Erick fulminó con la mirada una última vez a Jake y sin decir nada más corrió escalera arriba.
-Deja de fumar-me acerqué a él y arqueando una ceja le arrebaté el cigarrillo- no deberías cabrear a la única persona que nos está ayudando.
-¿Ayudando a qué?-preguntó algo molesto- te enseño parte de mi vida, me intento abrir contigo y tú acambio me haces entrar en tu casa como si yo fuera el delincuente más buscado del mundo.
Puse los ojos en blanco tirando el cigarrillo al suelo y pisandolo.
-Ten- saqué de mi bolso el cheque y se lo extendí- creo que con esto la deuda que tenéis con Jacob quedará saldada.
Jake se levantó de su silla asombrado y agarró el cheque entre sus manos.
-¿50.000 libras?- abrió los ojos como platos, pero de inmediato me volvió a extender el cheque- pero no puedo aceptarlo.
Esta vez fui yo la asombrada. ¿Estaba rechazando dinero?
-Pensé que..
-No me malinterpretes- dijo con semblante serio- yo lo aceptaría encantado, pero Thomas me mataría si se llegase a enterar.
-Con esto saldaréis vuestra deuda- le miré aún sin poder creerme su reacción- no entiendo por qué Thomas se negaría a aceptarlo.
Jake esbozó una sonrisa y caminó por el cuarto observandolo detenidamente.
-Thomas es la persona más orgullosa del mundo, es el tio más solitario que he conocido y el más cabezota- esta vez se giró para clavar de nuevo sus claros ojos en mi- él prefiere solucionar sus problemas a su modo.
-Está arriesgando su vida en esas pele...
-Ada no te molestes-me interrumpió esta vez caminando hacia mi- te aseguro que no llegarás al corazón de Thomas por la via del dinero.
Un calor hinundó mi rostro dejandome las mejillas rosadas de inmediato.
-Yo no intento llegar al corazón de nadie-dije algo avergonzada- solo quiero pagarle por lo del accidente.
Jake volvió a esbozar una sonrisa sin creerse del todo mis palabras.
-Por un minuto, solo un pequeño minuto pensé que eras diferente- me miró aún con aquella sonrisa que se tornaba algo irónica- pensé que no eras de esas niñas pijas que quieren solucionar todo con dinero, pero ya veo que me equivoqué.
-¡Esto no es por el dinero!-grité molesta con su actitud.
-Olvidate de Thomas y de Jacob- caminó hacia las escaleras- si no, ni el dinero podrá salvarte de ellos.
-Jake espera, hablemos..
-No te preocupes Ada, se que tengo que salir sin que nadie me vea- esta vez el gesto de su cara se endureció- mientras siga siendo un puto pobre de mierda a ojos de todos saltaré muros.
Y sin decir nada más abrió la puerta y se fue dejandome con el cheque entre las manos observando la cifra que pensaba darle.
Con rabia lo rompí en mil pedazos guardando todos los pedazos en mi bolso, solo entonces mis ojos volvieron a clavarse en el folleto que me lleve de la gasolinera.
Próxima pelea esta noche a las 00:00 en Canning town
¿Me iba a dar el gusto de faltar?
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LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARA
Storie d'amoreAda es una chica nacida en una de las familias más ricas y poderosas de Londres. En un accidente que ocurre en una noche donde todo parecía ser diversión conoce al que será el verdadero amor de su vida, ese amor que tanto soñaba encontrar cuando tan...