CAPITULO 6

36 13 2
                                    

Pasaron los días y volví a mi vida normal, la vida en la que no existían sobresaltos, barrios peligrosos ni accidentes de por medio.
Ese día salí de la ducha cubierta solo por una pequeña toalla rosada mientras distraidamente tarareaba una canción que había escuchado en spotifay.
Después de días aburrida, había recibido una llamada de Linda invitandome a una fiesta en casa de Luca. Su relación parecía empezar a coger forma y aunque les costaba la vida entenderse entre ellos, se notaba que había algo de amor.
Me miré al espejo dejando caer la toalla y caminé desnuda por mi habitación entrando en el vestidor.
Cogí la ropa interior de color oscuro y un vestido de versace de tonalidades amarillentas que me había regalado mi padre por mi cumpleaños, y que había conseguido cautivarme por completo.
Después de ponerme la ropa interior con algo de prisa, deslicé el vestido por mi cuerpo girando sobre mi misma para mirarme en el espejo, pero un golpe me hizo sobresaltarme.
Con prisas salí del vestidor y me quedé quieta observando la ventana de mi habitación abierta.
-Liam..-dije extrañada- te dije que esperaras en la sala de estar.
Pero no obtuve respuesta.
Sin apartar la vista de la ventana caminé hacia la puerta de mi cuarto, y cuando fui a girarme hacia el pequeño pasillo que conducía hacia la puerta solté un grito con todas mis fuerzas al ver a un chico con la ropa empapada y el pelo oscuro cubriendole el rostro.
Él se aparto el pelo de la cara y corriendo hacia mi me tapó la boca con una de sus manos mientras con la otra me sujetaba con fuerza por la cintura.
-Callate-dijo cuando al fin pude ver su rostro con claridad.
¡¿El motorista?!¡¿Qué hacia él en mi habitación?!
-¡Ada!- la voz de Liam se escuchó al fondo del pasillo.
-Me debes algo después de todo- me soltó de golpe haciendome tambalear, y se esncondió en el vestidor al mismo tiempo que Liam abría la puerta.
-¿Qué ha sido ese grito?- Liam se acercó a mi y me sujetó antes de que acabara en el suelo.
Miré hacia el vestidor asustada. ¿Y si le delataba? ¿Qué sería capaz de hacerme?
Tragué saliva asustada.
-No encuentro los tacones que me conbinan con este vestido-mentí sin dejar de clavar la mirada en el vestidor.
-Joder Ada, ponte otros- se llevó las manos a la cabeza- tienes miles de ellos.
-¡No!- elevé el tono de voz- tienen que ser los negros de  Jimmi choo.
Liam me miró y desvió la vista hacia mis pies desnudos.
-No iré a la fiesta..-susurré - sin esos tacones no iré.
-Me has insistido todo el dia en ir a ver a ese tal Luca, ¿Y ahora no quieres ir por unos simples tacones?
Era evidente que no era muy creíble lo que le estaba diciendo, pero necesitaba quedarme a solas con el motorista para saber que era lo que quería de mí o de mi familia.
-Liam, necesito quedarme sola-caminé abriendo la puerta de mi cuarto- ¿nos vemos mañana?
Él me miró con confusión y caminó hasta salir fuera de mi habitación.
-¿Seguro que estás bien?-preguntó.
-Sabes como soy con la ropa- contesté acercandome a él y plantandole un fugaz beso en los labios- ya se me pasará.
Liam asintió en silencio y sin hacerme más preguntas caminó por el pasillo alejandose de mí.
Sin perder tiempo entré dentro de la habitación y cerré la puerta armandome de valor para enfrentarme a aquel chico que se había colado en mi habitación como el delicuenta que era.
-¿Como sabes donde vivo?-pregunté caminando lentamente por temor a su reacción.
Escuché sus pasos en el vestidor y apoyando su brazo tatuado en el marco de la entrada del vestidor me miró con semblante serio.
-Me gusta saber quienes son mis enemigos-dijo con la voz algo ronca.
-Nosotros no somos tus enemigos..-susurré asustada- yo...yo crucé la acera algo borracha y..
-Me están persiguiendo-me interrumpió mientras caminaba hacia mí haciendome retrodecer asustada- y ya te dije que mi silencio no se compra con una moto.
Pegué mi cuerpo a la pared con la respiración agitada.
¿Había hecho bien en no decirle la verdad a Liam?
-¿Vas a quedarte aqui?-pregunté casi en un hilo de voz.
-Solo por esta noche- contestó caminando hacia la ventana y cerrandola de golpe- después habrás saldado tu deuda.
Miré como apoyaba sus manos en la repisa mientras sus músculos se tensaban. Era un chico realmente atractivo y por mucho que sintiese cierto temor hacia él, había algo que me hacía sentir todo lo contrario.
-¿Quién te persigue?- pregunté sin lograr separar mi espalda de la pared.
Dejó de mirar por la ventana y clavó su intensa mirada en la mía paralizandome de nuevo.
-Voy a pasar la noche aquí- se deshizo de la camiseta bajo mi atenta mirada que no se perdía detalle de su torso tonificado con algún que otro tatuaje más- eso es lo único que tienes que saber.
-No puedo..- le seguí cuando entró de nuevo en el vestidor- no puedo dormir en la misma habitación que tú.
Él se giró esbozando una sonrisa mientras cogía una de las toallas sin ningun tipo de cuidado, haciendo que las demás acabaran en el suelo.
-Pues buscate otra habitación.
Le miré furiosa.
-¡No voy a permitir que entres como un delincuente en mi casa y quieras quedarte en mi habita..
Él ignorandome por completo entro en el baño y cerró la puerta a sus espaldas.
Si dormía fuera de mi habitación las servidumbre me vería y llegaría hasta oídos de mi padre antes de que amaneciera.
¿Qué iba a hacer? Al fin y al cabo todo esto había sido culpa mía por intentar arreglar las cosas con un delincuente.
Me alejé de la puerta del baño y apoyandome en la pared en frente de mi cama me deslicé acabando en el suelo.
Sentada esperé  a que el chico saliera de la ducha. Ya habían pasado más de diez minutos y solo escuchaba el agua correr dandome a entender que no tenía ninguna prisa por salir.
Estaba tensa, nerviosa y angustiada. Jamás habia dormido en mi habitación ningun chico y mucho menos un completo desconocido.
El agua cesó y la puerta no tardo en abrirse dejandome ver al chico con solo una toalla rodeando la parte inferior de su cuerpo.
-¿Y si la gente que te persigue entra a mi casa?-pregunté apartando la mirada de él.
Se agachó acariciando al pequeño cachorro sin prestarme de nuevo atención.
-¿Como se llama?-preguntó.
Me puse de pie molesta con su actitud.
-No olvides que puedo avisar a mi padre y a la policia por allanamiento de morada- le fulminé con la mirada algo cansada- no intentes ir de listo conmigo.
Se puso de pie y en completo silencio caminó hasta llegar a la cama, pero antes de seguir discutiendo mi móvil comenzó a sonar.
Con rapidez corrí hacia el vestidor y descolgué con el corazón en un puño.
-¿No piensas venir?
La voz de Linda sonaba algo molesta.
-Está en mi habitación-dije sin dar rodeos-el motorista de la otra noche está en mi habitación.
La línea se quedó en silencio y de golpe Linda soltó un grito sobresaltandome y haciendome perder el control por un segundo del móvil.
-¿Qué hace en tu habitación?
Tragué saliva asomando ligeramente la cabeza para ver como dormía ya placidamente en mi cama.
-No puedo hablar, necesito que...- intenté pensar con rapidez mientras me mordía una de las uñas- necesito que mañana por la mañana vengáis a mi casa.
-Mañana por la mañana sin falta.
Y sin decir nada más colgó la llamada dejandome de nuevo con aquel chico desconocido.
Caminé con nerviosismo y me sorprendí a mi misma pensando si dormía completamente desnudo o al menos había tenido la decencia de ponerse unos calzoncillos.
Caminé hasta dar la vuelta a la cama y cogí una de las almohadas con desgana. ¿De verdad iba a tener que dormir en el suelo?
-Hay espacio suficiente en la cama.
Me giré de inmediato para ver como me dedicaba una sonrisa burlona.
-Ni lo sueñes- dije caminando de nuevo hacia el vestidor.
Con enfado dejé la almohada en el suelo e intentando no llorar de impotencia saqué un par de abrigos que ya no me ponía. Con uno cubrí el suelo y con el otro cubrí parte de mi cuerpo mientras intentaba buscar comodidad en un suelo donde no la encontraría.
Cerré los ojos intentando olvidar todo aquello, pero la voz del motorista me hizo abrirlos de nuevo.
-Buenas noches, Ada.






LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora