CAPITULO 3

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-Deberíamos al menos haber avisado a alguien de que íbamos a ir a un hospital publico -Megan me siguió cuando cruzamos el paso de cebra a paso acelerado antes de que el semáforo se pusiera de nuevo en rojo - no sabemos que podemos encontrarnos en sitios como esos.
-Necesito saber si el chico sigue con vida - dejé de caminar cuando llegamos a la acera y la miré sin soltar el gran ramo de lirios blancos que había comprado del centro - no quiero vivir sabiendo que maté a alguien.
Megan puso los ojos en blanco y retomó sus pasos hacia la entrada del hospital.
Era temprano, había escuchado como mi padre se marchaba de casa sobre las siete de la mañana y tras haber pasado la noche sin poder pegar ojo había decidido que para volver a conciliar el sueño lo mejor sería ver como se encontraba el chico.
-¿Y como es el plan? -preguntó Megan sin dejar de caminar.
-Darle  las flores, pedirle perdón y ofrecerle algo de dinero -contesté pareciéndome cada vez más a mi padre - todos olvidan todo si ven dinero de por medio.
Entramos en el hospital e inmediatamente nos dirigimos a información mientras yo desviaba asustada la vista hacia una de las ambulancias.
¿Y si estaba muerto? ¿Que iba a hacer entonces?
-Perdone -Megan apoyó sus brazos encima del mostrador de información y sonrió enseñando su perfecta dentadura -buscamos a un chico que llegó ayer por la noche en ambulancia después de que sufriera un accidente.
Me acerqué a Megan y analicé con rapidez a la recepcionista que negaba con la cabeza.
-¿Son familiares?
-Soy.. -me quedé en silencio con algo de nerviosismo -soy su novia.
Megan abrió los ojos asombrada. Debía de mentir para poder conseguir la información que necesitaba.
-Señorita, el señor Roth abandonó el hospital esta mañana después de haber estado toda la noche en revisión -la recepcionista me sonrió con amabilidad -no se mucho más sobre su estado.
Desvié la vista hacia Megan sin saber que decir. ¿Se había ido ya del hospital?
-Gracias por su amabilidad- Megan sonrió a la recepcionista y tiró de mi brazo mientras caminaba aceleradamente.
-¿Roth? -pregunté cuando salimos de nuevo al exterior.
-No conozco a ningún Roth -comentó sacando su móvil con el ceño fruncido.
-Al menos está vivo -suspiré aliviada tirando las flores en uno de los contenedores de la entrada -no iré a la cárcel y eso ya calma considerablemente mis nervios.
Megan se llevó el movil a la oreja y me hizo un gesto con la mano para que dejara de hablar.
-Alice, necesito que busque información sobre un tal Roth, no se su nombre de pila, pero es un varón de unos veinticinco años.
La miré asombrada, ¿Como sabía ella todo eso?
-¿Un varon  de unos veinticinco años? -pregunté cuando colgó la llamada.
-Me quedé cuando Alfred te obligó a montar en la limusina, y ví todo cuando la ambulancia llegó.
-¿Y?
-Había mucho alboroto, pero creo que llegué a escuchar su edad.
Comenzó a andar dejándome atrás y la seguí apresuradamente.
-La secretaria de mi padre me llamará con toda la información necesaria sobre cualquier Roth que encuentre -sonrió buscando en su bolso algo -así podrás verle, pedirle perdón y al fin seguir con nuestras vidas.
Sacó una cajetilla de cigarrillos y se llevó uno a la boca mientras volvíamos a cruzar el paso de cebra.
-Y ahora..¿me invitas a desayunar mientras esperamos esa llamada? -me guiñó un ojo cuando el semáforo cambió de color dándonos paso.

LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora