CAPITULO 44

11 8 0
                                    

Bajé de la limusina agarrando con fuerza mi ramo de flores azules mientras observaba la iglesia donde Liam ya me esperaba dentro.
Desvié la vista hacia mi padre e intenté seguir aguantandome las ganas de llorar como había decidido después aquella mañana donde sabía que dejar que mi cuerpo se desidratara no iba a servir completamente de nada.
-Tienes que sentirte feliz- mi padre me ofreció su brazo esbozando una sonrisa ignorando mis sentimientos por completo- vas a casarte con uno de los hombres más poderosos de Inglaterra.
Sin decir absolutamente nada pasé mi mano por su brazo y comenzamos a caminar hacia la iglesia.
Liam no era el hombre que yo quería en mi vida, jamás lo fue. Pero si no daba este paso, si no me casaba con él, mi padre y yo acabariamos en la ruina tarde o temprano. ¿Estaba dispuesta a vivir una vida sin lujos o poder?
Tal vez yo si, pero mi padre...
Desvié la vista hacia él. Había superado la muerte de mi madre con cientos de psicologos  y medicamentos hasta que todo aquello le llevó a aruinar su propio negocio, un negocio con más poder de Inglaterra y al que mi abuelo le habia costado tanto esfuerzo levantar.
Cuando me enteré de todo aquello no me quedó otra opción que abrir las puertas de mi casa a Liam, el chico que llevaba intentando ligar conmigo desde hacia varios meses. Lejos de uir cuando se enteró de nuestra situación prometió darnos todo el dinero que necesitabamos siempre y cuando yo fuera su mujer.
Y mi padre se aferró a aquella idea sin importarle mi opinion en absoluto.  ¿Por qué debía yo pensar en él ahora?
Tragué saliva cuando escuché al pianista comenzar a tocar el piano mientras todos los familiares y amigos se ponian de pie esperando a que la novia caminara hacia el altar.
Y no tardé en darles el gusto.
Lentamente comwncé a caminar vfijando la mirafa en Liam que vestido con un esmoquin negro me miraba esbozando unq sonrisa repleta de felicidad.
La gente de alrededor me miraba fascinada ajena a todo lo que yo sentía en aquel momebto. Pude ver a Jacob junto a su futura mujer, a Megan que me miraba con gesto frio y a los amigos de mi madre que solo hicieron aumentar mis ganas de romper en llanto.
Liam me extendió la mano para acercarme al cura cuando llegué al altar y desvió la vista a mi padre cuqndo le habló:
-Cuidala como lo haria yo.
Tras aceptar su mano y quedar en frente de él mis ojos se clavaron en los suyos mientras sentía como cada parte de mi cuerpo temblaba con fuerza.
-Queridos hermanos: Estamos aquí junto al altar, para que Dios...
Y cuando el cura comenzó a hablar mis oidos escucharon el rugir de una moto que hizo que apartara la vista de Liam para posarla en la entrada de la iglesia.
Pero cuando ese ruido se alejó comprendí que solo era un motorista que pasaba por esa calle y que había conseguido revolotear las mariposas dormidas de mi estomago.
-Liam  Bennet  ¿quieres recibir a Ada Brown como esposa,y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarla y respetarla
todos los días de tu vida?
Liam me miró durante un segundo.
-Sí, quiero-dijo al fin giñqndome un ojo.
Esta vez el cura posó sus ojos en mi.
-Ada Brown ¿quieres recibir a Liam Bennett como esposo, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarle y respetarle
todos los días de tu vida?
Respiré profundamente y desvié la vista hacia mi padre que asentía con la cabeza esperando a que diera ese paso.
Me humedecí los labios y volví a clavar la mirada en Liam escuchando como de fondo la gente comenzaba a cuchichear.
Antes de que pudiera si quiera responder, la puerta de la iglesia se abrió de golpe.
-¡Yo me opongo!



LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora