32: El amor no es eso

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    Es martes temprano y acabo de llegar al trabajo, pero primero paso por la cafetería por el café de Sam

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    Es martes temprano y acabo de llegar al trabajo, pero primero paso por la cafetería por el café de Sam. Al esperar el elevador un hombre se paró a mi lado también a esperar, no le pongo mucha atención.

    —¿Eres el asistente de Sam?— me pregunta y noto que tiene un ascento inglés algo marcado, Al parecer todos quieren saber eso, además creo que aquí los chismes vuelan.

    —Sí— me giro un poco para verlo bien, él también tiene un café, intercambio el vaso de mano para extenderle un saludo —. Nick.

    Él mira mi mano y luego a mí otra vez pero nunca se molestó en responder a mi saludo. «Que grosero». Viéndolo bien, creo que yo lo conozco, trato de hacer memoria para ver quién es, pero el ascensor es más rápido que yo y de pronto llega abriendo sus puertas.

    De cualquier manera creo que el antipático no quería sostener una conversación conmigo. Me direcciono al elevador y... Ahí está Sam. Era la persona que estaba en el ascensor mientras este subía. Y otra interrupción es la que por segunda vez me deja sin pensar cuando el hombre que me topé saluda a Sam y me rodea para entrar primero.

    —Samantha.

    —Dimitri— sólo responde ella con tajante, ni se molesta en verlo. A decir verdad ambos se hablaron del mismo modo cortante y petulante no tengo ni idea de por qué.

    Mejor subo al ascensor antes de que estos dos me dejen botado. Me posiciono entre los dos y ya que está aquí, le entrego el café en mano.

    —¿Al fin tu asistente tubo el valor de renunciar?— le pregunta el inglés.

    —Jaja, muy gracioso, lamentablemente Simon tuvo un accidente, pero eres muy considerado al preocuparte por él— Sam habla, pero conozco ese tono de voz, sus expresiones, las usa cuando alguien le molesta y desespera, es como su tono de falsa amistad que no trata de esconder ni un poco su molestia.

    —Pero ya conocí a tu nuevo asistente... Oye, por cierto, supe que cambiaste mi sugerencia para la sesión de Dick Barber— cambia de tema radicalmente y paso a ser ignorado como un simple asistente.

    —Así fue— el elevador se abre, llegamos a nuestro piso y los tres salimos, aunque dejo que ellos lo hagan primero.

    —Para la próxima recuerda que yo soy el editor de moda, sé lo que hago.

    —¿En serio? Porque no parece, sinceramente la ropa que escoges carece de total sentido de la moda— wow, lo dijo.

    Esto va en serio, ambos están teniendo una pelea pasivo-agresiva en medio del corredor.

    —Ten un buen día, Samantha.

    —Igual, Dimitri, y déjale el naranja fosforescente a las Kardashian— entrecierra los ojos viendo como este se va.

Lo bueno de NO enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora