1: Mierda, mi Ex

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SAM 

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SAM 

   Okay, si tuviera que describir mi vida en tres palabras sería; eficiente, todo lo que hago lo hago bien, ambiciosa, todo lo que me he propuesto lo he logrado, y soltera, todo lo que siempre he sido y todo lo que siempre seré.  Y no me malinterpreten, es todo lo que siempre he querido ser.

    Esto es Nueva York, no tengo tiempo para noviecitos, edito parte de una exitosa revista femenina, tengo un grandioso  y nuevo departamento en el lado este, una colección de zapatos y bolsos que combinan, me llueven los pretendientes que yo quiera , y lo más importante, mi hermana se va a casar, con un estropajo de hombre.

    "Blin", la campana suena y las puertas del elevador se abren, estoy en mi piso, el más alto, salgo  y me dirijo a mi oficina.

    —Buenos días, señorita Smith— me saluda el recepcionista.

    —Buenos días, Joshua— le sonrió.

    «Lambiscón».

    Entro a mi oficina, dejo mi bolso de cuero negro a un lado, me recuesto en mi silla.

    «Qué comodidad».

    —Buenos días Samantha— me dice mi asistente entrando con mi expreso en mano.

   —Buenos días, Simon. ¿Qué tenemos para hoy?

    —Junta con los ejecutivos a las diez y media— pone el café en mi escritorio —y...  Bienvenida a los pasantes a la una.

    —¡Ag!— exclamo —¿Lo de los pasantes era hoy?

    El aprieta los labios y sólo asiente.

    —Bien, al menos trabajan el doble y se les paga la mitad— enciendo mi computadora y miro el monitor —. Eso es todo, Simon, vuelve a trabajar.

    «Debo terminar el artículo de Taylor y el chisme de Bella».

    A los veintitrés me gradué de la universidad y a los veinticuatro ya trabajaba aquí, como pasante, claro, y luego como asistente y reportera, fui escalando poco a poco hasta que logre ser la editora en la parte de sociales en la revista.  Algunas veces me preguntan cuál es el secreto de mi éxito, simple, trabajar todos los día como si fuera una mula de carga, quemarme las pestañas, y cuando estés arriba no permitas que nadie te baje.

   —Hola, Samantha— me saluda mi insufrible compañero de trabajo.

    —Hola, Dimitri— digo mientras seguimos caminando por el mismo pasillo hacia la junta.

    Dimitri Murphy, una de las personas más molestas que he conocido en mi vida, también tiene uno de los peores gustos que he visto e irónicamente dirige moda; la verdad no sé que hice mal para desagradarle tanto, yo sólo llegué y a él le molestó, y desde eso se a empeñado en molestarme.  Claro no soy una niña de secundaría, ignoro la mayoría de parloteos que salen de su boca.

Lo bueno de NO enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora