No todos los cuentos son de amor.
No todas las princesas esperan a su príncipe azul.
No todos los príncipes son perfectos.
No todas las villanas son las antagonistas.
No todos los cuentos tienen un final feliz...
Y Samantha lo aprendió.
~ACTUALIZACI...
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SAM
Placer, hay muchos placeres en la vida, cada persona tiene el suyo propio; el mío, es una tasa de café cargado, mi espalda recargada en mi cómoda silla y la vista desde un rascacielos en Manhattan.
—Samantha— me nombra Simon desde el otro lado de la línea.
—Espero que sea importante, tu llamada me interrumpe— y es cierto, estaba felizmente sintiéndome la reina del mundo cuando el timbre del teléfono hizo ruido.
—El jefe esta en la línea dos— a su mención de inmediato me recompongo.
—¿Línea dos dijiste?
—Sí. Suerte— dijo antes de colgar.
"Suerte" ¿Qué se supone que significa eso? ¿Suerte? Que te llame tu jefe no amerita suerte, que te llame tu jefe no es malo.
«No siempre»
Vuelvo a poner el teléfono en mi oreja y dejo acceder la llamada.
—¿Sí señor?— contesto.
—Samantha, buenos días.
—Buenos días.
—Oye, en media hora tengo una junta con los departamentos de finanza y mercadeo, necesito que vengas conmigo.
—De acuerdo, ahí estaré.
—Espérame en el elevador.
Me levanto al cumplir la medía hora, tal vez un poco antes, y tomo la tableta que siempre transporto para anotar todo lo que necesite, también está conectada con todos mis trabajos de la revista, básicamente es mi segunda Simon.
—¿Qué quería el jefe?— hablando del rey de Roma y el diablo que se asoma.
—Sí, perdón. ¿Eres mi asistente o mi madre?— no le respondo a su pregunta y el me desvía la mirada por un momento.
—Perdón.
—Vuelvo no sé cuando así que no me esperes.
Camino paso a paso hasta el elevador donde poco después el señor llega.
—Samantha, buenos días, que bueno que viniste, hay muchas cosas que tenemos que hacer.
—Buenos días, señor Baker, aprovechemos el tiempo— noto que su asistente está siguiéndolo detrás.
Tomamos el elevador y luego caminamos los tres a paso lento pero firme hasta la salada de juntas en el área de finanzas. Donde ya todos están en su lugar, el departamento de finanzas y el de mercadeo junto a ellos, hay dos sillas desocupadas, a la cabeza, la silla que siempre ocupa el señor y a su derecha hay otra, supongo que es la mía, pues no hay ninguna otra en el lugar, así que tomé esa silla.