SAM
La noche de ayer me tomé toda una botella de vino y dormí en el sofá, sólo y trague y trague hasta quedar inconsciente. Tengo mejores y mucho más importantes cosas que pensar en Nick Thomson, sin embargo aquí está, en medio de mi oficina de nuevo.
—¿Vienes por las fotos?— es obvio, pero tenía que decir algo, lo noto porque trae mi café en mano.
—Sí...
—¿Simon te dejó entrar otra vez?— pregunto tajante.
—¿Simon?
—Mi asistente.
—Él no está.
—Ah— exhalo —, espero que no esté perdiendo el tiempo con algún chico— vuelvo a bajar la vista a los papeles en mi escritorio, a mi lado el sobre amarillo espera por ser llevado, sin inmutarme tomo el sobre y se lo extiendo espero que entienda no se quede de visita como la vez pasada.
Escucho sus pasos acercarse, deja mi café en una de las esquinas de mi escritorio y luego toma el sobre y vuelvo a escuchar sus pasos cada vez más distantes hasta no percibirlo, bien así será mucho mejor.
—Oye, un tal Christian está en la línea, ¿qué le digo?— pregunta Simon entrado a mi oficina con el teléfono sobre el pecho. Diría que he estado muy a gusto concentrada en mi trabajo en la última hora si no fuera por esta intromisión.
—¿Christian?— asiente con la cabeza —Dile que no puedo hablar, que tengo toda la tarde ocupada.
Esa no es del todo una mentira, sí estoy ocupada.
—Okay, recuerda que a las dos y cuarenta tienes que recibir a Selena para promocionar su nuevo proyecto musical, y no te atrases un minuto porque tiene la agenda muy ocupada.
—Bien— respondo tecleando y levantando la mano solo para hacerle una señal que se fuera.
NICK
Saco las llaves de la cerradura y cuando estoy adentro. Mi departamento es pequeño y definitivamente no es acogedor, pero hay días en que para mí no hay nada mejor que llagar y recostarme a dormir. Hoy estuve todo el día de un lado para el otro haciendo mandados y complaciendo a los de puestos superiores al mío. Y los otros chicos tampoco la tienen fácil, ellos también han estado atiborrados de trabajo.
Me quito los zapatos de una patada y simplemente me dejo caer boca abajo sobre el sofá, no tengo energía para llegar hasta la cama. Cierro los ojos, sólo quiero tomar una siesta. Lo intento hacer, pero por más que lo intento no me sale; pues un rostro recorre de arriba a abajo por mis cuatro neuronas.
«Sam».
—¡Mamá, por favor!— ella alarga la o.
—No, Samantha, ya lo dije.
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Lo bueno de NO enamorarse
Genç Kız EdebiyatıNo todos los cuentos son de amor. No todas las princesas esperan a su príncipe azul. No todos los príncipes son perfectos. No todas las villanas son las antagonistas. No todos los cuentos tienen un final feliz... Y Samantha lo aprendió. ~ACTUALIZACI...