6.- Pensamientos

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Sofía despertó con un gran cansancio, solo había dormido tres horas

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Sofía despertó con un gran cansancio, solo había dormido tres horas. Tomó sus pantuflas, se las puso y caminó hasta el baño; agarró su cepillo y limpio sus dientes, se vio al espejo y pasó su mano por el cabello para arreglarlo, así no se vería tan acabada. En realidad, la chica no tenía ánimos de nada.

Entro a su cuarto, buscó su teléfono, solamente tenía mensajes de Ana y
Alejandro en su grupo, aproximadamente cincuenta mensajes.

Se quedó viendo el teléfono por un minuto.

Dejó a un lado el móvil, bajó las escaleras y se dirigió hasta la cocina a beber un poco de café, su madre estaba allí, trabajando en algunos archivos de su trabajo.

—¡Oh! Hija, buenos días.

—Buenos días —dijo ella con un tono bajo.

Sofía vertió café en su taza y se sentó en la mesa junto a su madre.

—¿No pudiste dormir? Tus ojos están hinchados y ya casi es medio día.

—La verdad no, fue una larga noche.

—Entiendo —suspiró Grecia —ayer... Puedo preguntar, ¿qué sucedió anoche?

—Nada, todo estuvo bien.

—Pues... Te veías preocupada y afectada por algo —dio un sorbo de café —, cuando me llamaste noté que tu voz sonaba rara, como si hubieses estado llorando.

—Mamá, no te preocupes, solo fue un bajón.

—No quiero meterme en tus asuntos privados, pero si necesitas hablar de
algo, sabes que estaré aquí siempre para escucharte y ayudarte.

Sofía tomó las manos de su madre y afirmó con su cabeza.

—Lo sé... Gracias.

Alguien tocó la puerta, la chica se levantó de la mesa y fue a ver quien tocaba.

Se impresionó al ver a Laura.

—Sofía —dijo con preocupación, le dió un fuerte abrazo —. Pensé que te había sucedido algo malo, no contestabas los mensajes, quería llamar a tu mamá, pero preferí venir.

—Hola —habló ella con una risa nerviosa —. Lo siento... Estoy bien, pasa que sí, sucedió algo, vamos a mi cuarto y te explicaré.

Su madre se acercó hasta ellas.

—¡Oh! Laura, Sofía no dijo que vendrías. ¿Cómo estás?

—Muy bien señora Grecia, solo pasé a ver como se encontraba.

—Excelente, es mejor que entres. Las dejo para que conversen.

Grecia se retiró del lugar y regreso a la cocina para seguir trabajando.

—Ven, vamos a mi habitación.

Las chicas fueron hasta la habitación. Sofía cerró la puerta, Laura se sentó en la silla giratoria y miró a su amiga fijamente cruzando sus brazos.

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