19.- Secreto

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—Así que recorrieron gran parte de la ciudad. ¿Qué te pareció, Sofía? —preguntó Chris.

Sofía terminó de masticar y contestó:

—Quede agotada, tío, pero me encantó Londres.

—En la noche iremos a un lugar que les fascinará, cenaremos allí —comentó su tía entusiasmada.

—Estoy agradecida por todo, muchas gracias a los tres, nos han recibido muy bien— habló Grecia.

Todos sonrieron.

—Ustedes son nuestra familia, la sangre de mi hermano corre por las venas de mis dos hermosas sobrinas. No tienes que agradecer nada, nos encanta que estén aquí.

Quedaron en silencio. 

—Tía. ¿A dónde iremos hay unicornios?

—¡Oh no! Querida. Habrá algo mejor que eso.

—¿Sirenas?

Julia soltó algunas risas, producto de las preguntas de Leire.

Grecia miró a Thomas.

—Thomas, escuché que empezarás clases de cocina profesional.

El chico terminó de masticar y tragó para hablar.

—Así es, las clases iniciarán en dos semanas.

—Vaya, tendremos un excelente chef en la familia.

—Tienen que probar su lasaña, es única— interrumpió Julia.

Thomas se sonrojó.

—Primo, la comida puede enamorar a cualquier persona, tienes suerte.

Ambos se miraron, él sabía a lo que se refería su Sofía.

—Chris no lo hizo. ¿Sabían que en nuestra primera cita él hizo la cena? Recuerdo que hizo un pollo al horno y en el plato puso—

El hombre se ahogó con el jugo de naranja, no la dejó terminar su comentario.

—Dios —siguió tosiendo —, no le sigas contando. Escucha, mejor cuenta la parte feliz, cuando nos casamos —explicó —, nuestra noche de bodas y eso.

Thomas arrugó la cara.

—Puaj, que asco, no queremos saber eso.

Caída la noche, fueron hasta el lugar sorpresa. Hacía mucho frío, habían pocas personas en el sito. Era un restaurante lujoso y moderno. Tenía varios senderos, con luces en el camino. El lugar estaba rodeado de pinos y muchos tipos de flores coloridas, tenia un estupendo olor a madera y a grama recién cortada.

Sofia se sentó junto a Thomas y Leire, frente a ellos, Grecia, Chris y Julia.

—Bienvenidos a este hermoso lugar. Tiene varios senderos para pasear, establos con caballos, incluso, hay una mini cascada. —explicó Chris.

—¿Sofía, podemos ir? —preguntó Leire, tirando de la manga del suerte de su hermana. 

—Espera, apenas estamos llegando.

Los adultos no paraban de hablar, la chica no le prestó atención a la conversación. Miró a todo al rededor,  le gustaba la decoración del lugar, era realmente un ambiente agradable.

—Hey, Thom, ¿vamos a los senderos?

El chico miraba hacia el fondo, no la escuchó. Ella le tocó el hombro.

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