8.- Familia

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Gadiel despertó temprano, estiró su brazo desde su cama hasta la mesa de noche y tomó su celular

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Gadiel despertó temprano, estiró su brazo desde su cama hasta la mesa de
noche y tomó su celular.

Suspiró y restregó sus ojos.

Al encenderlo, vio que tenía varios mensajes de sus Dejó su teléfono a un lado y caminó hasta el baño, cepilló sus dientes y lavó su cara con agua. Salió del baño y se dirigió hasta la cocina, su madre estaba allí.

Gadiel era hijo único, vivía con su madre, la señora Luz Musteri. Luz era una mujer con un fuerte temperamento, soltera y trabajaba en una clínica veterinaria. El amor de ambos por los animales era insuperable.

—Buenos días, mamá.

—Gadiel, no imaginé que despertarías tan temprano.

—Lo sé, los días sábados y domingos es para despertar un poco más tarde de

lo habitual —sonrió —. Un ruido en la ventana me despertó, supongo que pudo ser un pájaro.

Caminó y se sentó en la barra.

—¿Quieres té o café?

—Café, ayer bebí mucho té. —rascó su cabeza —. ¿Lo ves? Estoy totalmente

sano.

—El té sirvió, pensé que te ibas a resfriar con la lluvia de ayer, llegaste

complemente empapado.

Luz se dirigió hasta él y le dió una taza con café.

—¿Qué haremos hoy? —preguntó él.

—Vaya, no lo se. No lo había pensado. —Encendió la estufa —. ¿Quieres huevos revueltos con pan de mantequilla tostado?

—Sí, claro.

Ella se dio media vuelta sosteniendo la sartén.

—¿Ya pensaste en tu fiesta? Podemos pedirle ayuda a Ana.

—¿Fiesta? —levantó sus cejas —. Aún falta para eso. Además, no creo que

necesitemos ayuda de ella.

—Tal vez, pero podrías ir pensando a quien invitar.

«¿Invitaré a Sofía?», pensó.

—¿Qué dices? —continuó su madre.

—¡Je!, sí, podría hacer eso.

***

—¡Oh! Mis hermosas sobrinas están aquí —exclamó Gary —. ¡Están súper
gigantes! Y también está aquí mi estupenda hermana.

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