7.- Viaje

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Semanas después

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Semanas después.

—Buenos días, mamá —saludó Sofía, sentándose en la mesa —. Buenos días
Leire.

—Buenos días, hija —contestó Grecia, poniendo frente a la chica un plato con su desayuno —. Preparé lo que más te gusta.

Ella sonrió.

—Emparedados con jugo de naranja —adivinó —, gracias, es perfecto. Ya era
hora, siempre cocinas las cosas favoritas de Leire —le hizo un guiño a su madre.

—Porque soy su hija favorita —sacó su lengua.

—Que cosas dicen, ambas son mis hijas favoritas.

Grecia agarró su desayuno y se sentó junto a sus hijas.

—Sofía, quería hablar contigo.

La chica dejó a un lado los cubiertos y se concentró en su madre.

—Sí, ¿qué sucede? —preguntó.

—Este fin de semana iremos a visitar a tu tía Gary.

La tía Gary era la única hermana de Grecia. Ambas crecieron juntas, con su madre, luego de la muerte de su padre. Al pasar los años, Gary fue a la
universidad, se separó de su familia, y como era de esperarse, encontró allí el amor. Grecia era tres años menor que su hermana, pasó el resto de la secundaria viviendo con su madre.

Gary logró graduarse de la universidad, siempre quiso ser abogada y lo logró.
Luego de cumplir su meta, se casó con George y ambos se mudaron a una casa para vivir juntos. Al pasar los años, tuvieron una hija, y por desgracia, fue la única que pudieron tener, Gary quedó infértil.

Los años pasaban, Grecia logró tener su título universitario en arquitectura. En su ámbito laboral conoció a Louis, al poco tiempo se hicieron novios y al pasar los años tuvieron dos hijas, Sofía y Leire. Todo parecía perfecto, una historia de amor perfecta que acabó cuando Louis tuvo un accidente automovilístico mientras manejaba de camino a casa en una fuerte tormenta.

Gary enfrentó muchísimos problemas con su esposo, hasta que un día decidieron divorciarse. No hubo ninguna infidelidad, no estuvo involucrada una tercera persona, simplemente murió el amor entre los dos.

El destino de ambas hermanas fue distinto, pero muy similares.

—¿La tía Gary? Tenemos años sin verla.

—Nos servirá para despejar nuestra mente, tendremos el mar frente a
nosotros —sonrió su madre —. Saldremos hoy por la noche, nos quedaremos en un hotel y seguiremos el camino a la mañana siguiente.

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