PAUL ATREIDES
―¿CUÁLES son los daños? ―pregunto a Duncan mientras dejamos el área de entrenamiento. Me cuesta respirar, mis músculos están resentidos y me duele el hombro izquierdo, pero me siento satisfecho.
Ya casi vuelvo a tener mi antigua figura de luchador y los tres guardias que están cojeando han sido testigos.
―Hubo un golpe en Geidi Prime y dos más en Secundus Salussa. ―Duncan se limpia el sudor de su cara con una toalla pequeña―. No está perdiendo el tiempo.
―No creía que lo hiciera. ―Dado el particular interés de Stilgar en la venganza, sabía que era cuestión de tiempo antes de que acabase eliminando al resto de los hombres de aquella lista―. ¿Cómo lo ha hecho esta vez?
―A la mano derecha del emperador lo encontraron flotando en un río, con marcas de tortura y de estrangulación, así que supongo que Stilgar lo secuestraría primero. Con respecto a los guerreros del imperio, uno fue por una bomba y a otro lo eliminó un francotirador fremen.―Gurney sonríe de forma sombría―. No lo habrían cabreado tanto.
―O fue a lo rápido.
―O eso, sí. ―Duncan está de acuerdo―. Seguramente sepa que el emperador está tras él.
―Seguro que sí. ―Trato de imaginar lo que haría si alguien hiriese a mi familia y un torrente de ira recorre todo mi cuerpo. No puedo llegar a imaginar lo que Stilgar estará sintiendo, pero eso no es excusa para poner en peligro a __________ para obtener la puta lista.
Todavía quiero matarlo por ello.
―Por cierto ―dice Duncan de pasada―. Voy a traer a Margot desde Arrakis. Me detengo en seco.
―¿La intérprete ? ¿Por qué?
―Quiero interrogarla personalmente ―dice Duncan, mientras se frota la toalla alrededor del cuello―. No me fio de que las bene gesserit hagan un trabajo minucioso.
―Su expresión es tan indiferente como siempre, pero puedo ver en él una chispa de emoción en su pálida mirada. Está ansioso por hacerlo.
Cierro un poco los ojos, estudiándolo.
―¿Todo esto es porque te la follaste aquella noche en Arrakis? ―La chica vino a mí primero, pero pasé de su invitación y entonces fue Duncan quien mostró algo de interés en ella―. ¿De eso se trata?
Se le endurece la expresión.
―Me jodió. Literalmente. Así que sí, quiero ponerle las manos encima a esa zorra. Pero también creo que tiene información útil para nosotros.
Lo analizo un momento y entonces asiento.
―En ese caso, ve a por ello. ―Sería hipócrita si le negase a Duncan algo de diversión con la rubia guapa. Si quiere hacerle pagar por el accidente aéreo, no veo nada malo en eso.
De todas maneras, habría acabado muerta en Arrakis tarde o temprano.
―¿Ya habías negociado esto con los fremen?― pregunto mientras continuamos nuestra caminata.
Duncan asiente.
―En un principio, intentaron decir que solo negociarían con Stilgar, pero les convencí de que no sería acertado perder tu simpatía. Los fremen entraron en razón cuando le recordé los problemas que recientemente habían sucedido con el Emperador.
―Bien. ―Si hasta los fremen están dispuestos a adaptarse a mí es que mi venganza contra la organización ha logrado el efecto deseado. mi reputación ha mejorado bastante. Muy pocos seguidores míos están dispuestos a traicionarme ahora; una mejora que promete ser buena para el negocio
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SECUESTRADA (Timotheé Chalamet y tu)
RomanceNovela adaptada Créditos a quien corrresponda