CAPITULO 7

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Esta vez Paul va a cenar conmigo, Liet prepara la cena en un piso de abajo para nosotros y cocina un plato que incluye pescado local, arroz, judías y plátanos.

Me cuenta orgullosa que es su receta caribeña estrella.

—¿Tú también vas a cenar con nosotros? —le pregunto, mientras pone los platos en la mesa.Me he duchado y me he puesto la ropa que Liet me ha traído.

Es otro conjunto de ropa interior blanca y un vestido amarillo con flores blancas. También llevo unas sandalias de tacón blancas. El conjunto es bonito y femenino, bastante diferente de los pantalones y camisetas oscuras que uso siempre. Me hace parecer una muñeca.

Aún no me puedo creer que me dejen campar a mis anchas por toda la casa.

Hay cuchillos en la cocina. Podría robar uno y amenazar a Liet con él en cualquier momento. Me siento muy tentada a hacerlo, aunque se me revuelva el estómago con la idea de sangre y violencia.

Quizá pronto lo lleve a cabo, pero tengo que esperar a conocer algo más este lugar.

Estoy descubriendo algo interesante de mi personalidad. Parece que no apuesto por hacer las cosas a lo grande, sino que me fijo en los pequeños detalles aparentemente insignificantes.

Mi voz interior, fría y racional, me dice que necesito un plan, estudiar una forma de salir de la isla, antes de intentar hacer nada. Atacar a Lieten este momento sería una acción estúpida.

Podría acabar encerrada o algo peor.

No, este plan es mejor. Debo dejar que piensen que soy inofensiva. De esta forma tengo más posibilidades de escapar.

La hora siguiente la paso sentada en la cocina viendo cómo Liet prepara la cena. Es muy competente, muy eficaz. Pasar tiempo con ella hace que me distraiga y no piense en que Paul vendrá por la noche.

—No —me responde—. Estaré en mi habitación. Paul quiere pasar tiempo a solas contigo.

—¿Por qué? ¿Se piensa que estamos empezando a salir o algo así?

Sonríe.

—Paul no es de salir con alguien.

—No me digas —respondo en un tono muy sarcástico—.

¿Para qué vas a molestarte en salir con alguien si puedes secuestrarla y abusar de ella?

—No seas ridícula —me responde Liet rápidamente—. ¿De verdad crees que Paul necesita forzar a las mujeres? Ni siquiera tú puedes llegar a ser tan ingenua.

La miro fijamente.

—¿Con eso me quieres decir que no tiene por norma robar mujeres y traerlas aquí?

Liet niega con la cabeza.

—Eres la única persona que conozco que ha estado aquí. Esta isla es el refugio privado de Paul. Absolutamente nadie sabe que existe.

Un escalofrío me recorre la espalda al oírlo.

—¿Y qué me hace ser tan afortunada? —pregunto tratando de calmarme, pero el corazón me late a toda velocidad—. ¿Por qué soy merecedora de tal honor?

Me sonríe.

—Algún día lo descubrirás. Paul te responderá cuando considere que es el momento oportuno para que lo sepas.

Estoy harta de oír todo el rato eso de «algún día», pero también sé que es lo suficientemente fiel a mi secuestrador como para no revelarme nada.

Así que trato de averiguar otra cosa.

—¿A qué te referías cuando me dijiste que le debes la vida?

SECUESTRADA (Timotheé Chalamet y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora