PAUL ATREIDES
YA ES CASI media noche cuando termino de trabajar y por fin llego al dormitorio. Al entrar a la habitación enciendo la lámpara de noche y veo que __________ ya está dormida, acurrucada bajo la manta.
Me doy una ducha, me tumbo a su lado y tiro de ella hacia mi cuerpo desnudo en cuanto me meto bajo las sábanas. Nuestros cuerpos encajan a la perfección. Su curvilíneo trasero se hunde entre mis ingles y mi brazo, estirado, sirve de almohada para su cuello.
Tengo el otro brazo sobre su costado, doblado, y con la mano sujeto uno de sus pequeños pero firmes senos. Unos senos que, por cierto, parecen más carnosos que antes, lo que me recuerda que su cuerpo está cambiando.
Es curioso lo erótico que me resulta ser consciente de ello. El simple hecho de pensar que a __________ le está creciendo la tripa por el bebé que lleva dentro me pone cachondo.
Nunca había pensado en una mujer embarazada como algo sexi. No obstante, esta vez estoy obsesionado con el cuerpo de mi esposa, aún delgado. Me fascinan las posibilidades del cuerpo. Mi insaciable apetito sexual está por las nubes estos días y me cuesta no lanzarme a por ella constantemente.
Si no fuese por mis dos pajas al día, me resultaría imposible controlarme. Incluso estar tumbado pegado a ella como ahora mismo es una tortura para mí, y eso que acabo de masturbarme en la ducha. Pero no estoy dispuesto a apartarme.
Necesito sentirla contra mí, aunque lo único que haga sea abrazarla. Necesita descansar y mi intención es dejarle dormir. Sin embargo, se revuelve un poco entre mis brazos mientras busco una postura un poco más cómoda y, medio dormida, pregunta:
—¿Paul?
—Claro, cariño —caigo en la tentación y le acaricio con los labios por detrás de la oreja mientras deslizo mi mano desde su seno hasta los cálidos pliegues que tiene entre las piernas—. ¿Quién iba a ser, si no?
—Esto... No sé... —su respiración se detiene en cuanto comienzo a estimularle el clítoris—. ¿Qué hora es?
—Tarde. —Le meto un dedo para ver si está lista. Mi polla palpita en cuanto noto el calor de su estrecha y lubricada vagina—. Debería dejarte dormir.
—No. A mí no me importa, de verdad —jadea mientras le meto el dedo más profundo hasta llegar al punto G.
—¿Seguro? —No puedo evitarlo y decido torturarla un poco—. No sé, yo creo que debería parar —murmuro en voz baja.
Debería contener más mis impulsos estos días, pero no puedo dejar pasar la oportunidad de escucharla suplicando.
—No, por favor. No pares —gimotea mientras le estimulo el clítoris haciendo círculos con el dedo pulgar a la vez que froto mi polla erecta contra su culo.
—Entonces dime qué quieres que te haga. —Continúo estimulándole el clítoris.
Es como si tuviera fuego puro en mis brazos; su cuerpo está caliente y brillante. Le huele el pelo a flores por el champú que utiliza y las paredes de su vagina envuelven mi dedo como si intentasen arrastrarlo más hacia dentro—. Dime qué quieres exactamente, mi gatita.
—Sabes perfectamente lo que quiero —dice mientras, entre gemidos, mueve las caderas hasta lograr que mis dedos vayan a un ritmo constante—. Quiero que me folles. Fuerte.
—¿Cómo de fuerte? —Mi voz se endurece a medida que mi mente se llena de pensamientos tenebrosos y depravados. Hay demasiadas guarradas que me gustaría hacerle: me gustaría hacerla mía de muchas formas. Incluso después de todo este tiempo, hay una parte inocente en ella que hace que quiera corromperla. Hace que quiera llevarla hasta el límite—. Dime, __________. Quiero escuchar hasta el más mínimo detalle.
![](https://img.wattpad.com/cover/298535409-288-k142050.jpg)
ESTÁS LEYENDO
SECUESTRADA (Timotheé Chalamet y tu)
RomanceNovela adaptada Créditos a quien corrresponda