DESPUÉS DE LO QUE ME HA DESVELADO PAULEN LA PLAYA, NO ME APETECE preguntarle nada más durante un tiempo. Ya sabía que me había secuestrado un monstruo y de lo que me he enterado hoy solo lo confirma aún más. No sé por qué se ha abierto tanto conmigo y me asusta.Durante la cena, permanezco bastante callada, solo respondo a las preguntas que me hacen directamente. Hoy Liet cena con nosotros; ellos mantienen una conversación animada, sobre todo, acerca de la isla y de cómo pasábamos el tiempo Liet y yo.
—¿Estás aburrida, entonces? —me pregunta Paul después de que Liet le hable de que no tengo ganas de estar leyendo todo el rato.
Me encojo de hombros, sin querer darle más importancia. Después de lo de hoy, prefiero el aburrimiento a la compañía de Paul.
Sonríe.
—De acuerdo. Tendré que ponerle remedio a eso. Te traeré una televisión y un montón de películas la próxima vez que viaje.
—Gracias —digo inmediatamente mientras miro el plato. Me siento tan triste que quiero llorar, pero tengo demasiado orgullo para hacerlo delante de ellos.
—¿Qué ocurre? —pregunta Liet, que se ha percatado de un comportamiento nada propio de mí—. ¿Estás bien?
—No, en realidad no —digo aferrándome a la excusa que me dio—. Creo que he tomado demasiado el sol.
Liet suspira.
—Te dije que no te quedaras dormida en la playa al mediodía.
Afuera hace más de 35 ºC.
Es verdad, ya me había advertido de ello, pero la pena de hoy no tiene nada que ver con el calor; tiene todo que ver con el hombre que está sentado al otro lado de la mesa. Sé que cuando se acabe la cena, me subirá a la habitación y volverá a follarme. Quizá me haga daño.
Le responderé, como siempre lo hago.
Lo peor es esto último. Golpeó a Tom y lo vi con mis propios ojos. Admitió que era un psicópata asesino. Debería estar asqueada, solo debería mirarlo con miedo y desprecio. Más repugnante es que sienta algo de deseo por él.
Es totalmente retorcido.
Estoy sentada aquí, picoteando algo, con cierta pesadez en el estómago. Me levantaría y me iría a la habitación, pero me temo que solo acelerará lo inevitable.
Por fin, se termina la cena. Paul me coge la mano y me lleva a la planta de arriba. Siento que voy a mi ejecución, aunque parezca demasiado dramático. Me dijo que no me mataría.
Ya en el dormitorio, se sienta en la cama y me pone entre sus piernas.
Quiero resistirme, al menos pelear un poco, pero parece que el cerebro y el cuerpo no coinciden. Me quedo de pie sin decir nada, temblando de pies a cabeza, mientras me mira.
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SECUESTRADA (Timotheé Chalamet y tu)
RomantizmNovela adaptada Créditos a quien corrresponda