CAPITULO 5

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CUANDO ME DESPIERTO TENGO LA MENTE DESPEJADA POR COMPLETO. RECUERDO
todo y me dan ganas de gritar.

Salgo de la cama de un salto y veo que llevo puesta la bata de anoche.

La brusquedad del movimiento hace que note un fuerte dolor y se me estremece la parte inferior del cuerpo al recordar a qué se debe. Todavía siento toda su plenitud dentro de mí y me entran escalofríos.

Me doy mucho asco. ¿Qué me pasa? ¿Cómo pude quedarme allí tumbada como si nada para que Paul se acostase conmigo?

¿Cómo pude sentir placer?

Sí, es muy atractivo, pero no es excusa. Es malo. Lo sé, lo sentí desde el primer momento. Su belleza externa esconde maldad en el interior.

Tengo el presentimiento de que está empezando a enseñarme cómo es de verdad.

Ayer estaba demasiado asustada y traumatizada para prestar atención a mi alrededor. Hoy me encuentro mucho mejor, así que examino la habitación con atención.

Hay una ventana. Está cubierta por una gruesa cortina color marfil, pero aun así veo que se asoma un poco de luz. Corro hacia ella, retiro las cortinas y parpadeo por el resplandor repentino. Tardo unos segundos en adaptarme a la luz y miro al exterior.

Me da un vuelco el corazón.

La ventana no está sellada herméticamente ni nada por el estilo. De hecho, parece fácil abrir y salir por ella. Esta habitación está en la primera planta, conque podría hacerlo y caer al suelo sin lastimarme. No, la ventana no es el problema.

Son las vistas.

Alcanzo a ver palmeras y una playa de arena blanca.

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Más allá hay una inmensidad de agua, azul y reluciente por la luz del sol. Todo es muy bonito y de aspecto tropical, muy diferente en todos los sentidos de mi pequeña ciudad en el Medio Oeste de Caladan.



VUELVO A TENER FRÍO. TANTO FRÍO QUE ESTOY TEMBLANDO. SÉ QUE ES POR LA propia ansiedad, ya que la temperatura ronda los veinticinco grados.

Voy de aquí para allá por la habitación y de vez en cuando me detengo para observar por la ventana.

Cada vez que miro es como un puñetazo en el estómago.

No sé qué esperaba.

En realidad, no he tenido la oportunidad de pensar en donde estoy.

No sé por qué, pero supuse que me retendría en algún lugar cercano, donde nos vimos por primera vez. Creí que para escaparme solo tendría que encontrar el modo de salir de esta casa, pero ahora compruebo que es mucho más complicado que eso. Intento abrir la puerta otra vez, pero sigue cerrada con llave.

Hace unos minutos he descubierto un pequeño cuarto de baño dentro de la habitación. He aprovechado para hacer mis necesidades básicas y lavarme los dientes. Ha sido una distracción agradable.

SECUESTRADA (Timotheé Chalamet y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora