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—HOLA.
Empujo la puerta de la habitación de Shishakli y me acerco a su cama con una bandeja con infusiones y bocadillos.
La encuentro tumbada de lado, de espaldas a la puerta, envuelta en una gruesa manta. Dejo la bandeja sobre la mesita de noche, me siento en el lateral de la cama y le acaricio ligeramente el hombro.
—¿Shishakli? ¿Te encuentras bien?
Se da la vuelta para mirarme y casi retrocedo al ver el moretón de su cara.
—¿Tan mal está? —dice al ver mi reacción.
Su voz suena algo áspera, pero se muestra increíblemente calmada. Tiene la cara hinchada, pero los ojos secos.
—Bueno, yo no diría que está bien —digo con tacto—, ¿cómo te encuentras?
—Posiblemente mejor que tú —dice tranquilamente—. Siento mucho lo del bebé, . No me puedo ni imaginar por lo que estarán pasando Muad'Dib y tú.
Asiento, intentando ignorar la punzada de dolor que se me clava en el pecho.
—Gracias. —Me obligo a sonreír—. ¿Tienes hambre? Te he traído algo de comer.
Ella se incorpora con una mueca de dolor y mira desconfiada a la bandeja.
—¿Lo has preparado tú?
—Por supuesto. Ya sabías que era capaz de hervir agua y meter queso en pan,
¿no? Solía hacerlo constantemente antes de que Paul me secuestrara y me obligara a vivir entre todo este lujo.
Shishakli esboza una sonrisa.
—Ah, sí. Aquellos tiempos oscuros cuando tenías que valerte por ti misma.
—Eso es. —Alcanzo la taza humeante y se la ofrezco a Shishakli—. Aquí tienes.Manzanilla con miel. Según Shadout, cura todos los males.
Shishakli da un sorbo a la taza y me mira arqueando una ceja.
—Impresionante. Es casi tan bueno como el que hace Shadout.
—Espera. —Frunzo el ceño exageradamente—. ¿Casi? Y yo aquí pensando que ya tenía controlado todo este asunto de preparar infusiones.
Esta vez su sonrisa es más evidente.
—Estás muy cerca, te lo aseguro. A ver, déjame probar uno de esos bocadillos.Lo cierto es que tienen una pinta buenísima.
Le acerco el plato y la observo comerse uno.
—¿No me acompañas? —dice cuando va por la mitad. Niego con la cabeza.
—No, ya he comido algo antes en la cocina —le explico.
—Yo tampoco debería tener hambre —dice Shishakli después de dar el último mordisco a su bocadillo—.Duncan me ha traído una tortilla esta mañana temprano.
—Ah, ¿sí? —Pestañeo ante la sorpresa—. No sabía que supiera cocinar.
—Ya, yo tampoco. —Toma los últimos bocados y me devuelve el plato—. Estaba muy bueno, . Muchas gracias.
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SECUESTRADA (Timotheé Chalamet y tu)
RomansNovela adaptada Créditos a quien corrresponda