Un trago, dos palabras

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La profesora me invitó a entrar a su clase y vi como abrió una de las gavetas de su escritorio y sacó una botella de alcohol.

- ¿usted bebe seguido ?- pregunté

- si detrás de esa pregunta está la de "¿es usted una drogadicta?" La respuesta es no- respondió a mi pregunta abriendo la botella y dándose un buche, haciendo una mueca y luego mover la cabeza en un si.

- no era mi intención...

- tranquila...relájate...si tomo seguido...¿y que?, somos libres de hacer lo que deseamos...no le estoy haciendo mal a nadie- soltó una risa y luego le dio un buche a su botella.

- bueno yo no conozco su vida y tampoco se porque bebe tanto, al punto de tener una botella de alcohol en su escritorio, pero si esto la puede hacer sentir mejor...usted es mi profesora favorita - dije y ella rió

- Gracias, pero yo estoy bien, estoy bien...- susurró siguiendo tomando de su botella- bueno, ya que allá afuera no hay nada interesante que hacer, cuéntame, quiero saber qué hay de ti.

- bueno...soy de Inglaterra pero mis padres son de aquí así que decidí hacer mis estudios aquí para conocer un poco más mis orígenes...tengo seis hermanos- conté

- oh son muchos...quiere decir que son siete...ustedes son una familia enorme- dijo asombrada, creo que el alcohol le está haciendo efecto, porque la profesora de esta mañana era más reservada.

- exacto - asentí - y creo que eso es todo, y quiero empezar a trabajar en la biblioteca.

- vaya...tú vida es increíble- decía asombrada y para mi sorpresa ya casi se había acabado la botella.

- si...tampoco es que todo sea color rosa pero en general me gusta mi vida- dije feliz y ella se veía triste, dejó de argumentar cada vez que decía algún aspecto de mi vida y de sobre reaccionar a todo- ¿todo bien profe?- pregunté

- si, tranquila mejor ya me voy...- intentó levantarse de la mesa pero perdió el equilibrio a lo que yo la agarré y de alguna manera mis brazos terminaron en su cintura y nuestras miradas se conectaron, ella comenzó a reírse a carcajadas- estoy borracha- decía riéndose.

- ya veo...venga la acompaño a su casa- propuse mientras la ayudaba a levantarse.

- ahí...solita...¿vas a dejar solita a tu profesora preferida?- preguntó triste y yo estaba algo confundida, mi primer día de clases la verdad que ha sido algo inolvidable, me ha pasado de todo.

- venga que mañana tenemos cole y tengo clase con usted a primera hora, ¿donde más quisiera que la llevara?- pregunté tratando de llevarla a la puerta pero ella se resistía.

- llévame a tu camita- rió mordiéndose el labio y en ese momento me di cuenta que realmente está mujer estaba demente.

- creo que le pediré un taxi- dije sería soltándola y haciendo que se tambaleara en su lugar.

Llamé a un amigo de mi madre, ya que él iba a ser como mi supervisor aquí, mi madre tenía miedo de dejarme venir sola así que le pidió a su amigo que me ayudara en lo que sea y sinceramente esta situación necesita de ayuda. Dejé a la profesora sentada en su silla, a lo que ella se quedó dormida y fui a la salida trasera del colegio. El amigo de mi madre estaba ahí y yo le abrí y lo llevé hasta la clase, entre él y yo ayudamos a la profesora a subir al auto y faltaba la dirección que no tenía de la profesora. Paco, amigo de mi madre, decía saber quien era y que sabía donde vivía que ella era la que ayudaba a su madre con los mandados y algunas cosas de la casa, eso me encogió el corazón, ya que era un gesto muy bonito de su parte, lo que me preocupó fue el "pobrecilla" de su parte antes de montar al auto.

No entendía, acaso ocurriría algo malo con ella, esa palabra se me quedó en mi mente toda la noche. Llamé un taxi ya que no supe de mis amigos, llegué a la casa y con la misma ropa que traía me acosté en la cama y ni me di cuenta cuando me había quedado dormida porque cuando abrí los ojos ya era de día. La alarma sonaba y yo solo deseaba tirar mi teléfono por la ventana del cuarto.

Me di una ducha larga y me puse un poco de maquillaje para esconder mis ojeras, me puse una salla corta y ajustada, color negro, ya que estaba haciendo demasiado calor y era la única que tenía, y un top verde limón. Me hice una cola de caballo y salí de mi cuarto, mis amigos dormían aún por lo que supuse que irían más tarde a la escuela. Tomé el autobús como siempre y al llegar a la escuela fui directo a clase de ética que era la que me tocaba.

Me senté en el asiento de siempre y luego muchas ideas venían a mi cabeza, ¿como debía reaccionar después de lo ocurrido ayer? Quizás la profesora se acuerde y se sienta avergonzada. En todo caso decidí ver mi teléfono y ver algunas historias de ayer en la noche.

Poco a poco la clase comenzó a llenarse y la bulla aumentaba. Cuando me giré estaba casi toda la clase y al mirar mi reloj la clase debía haber comenzado hace veinte minutos, pero como era notable, la profesora no estaba presente.

Decidí ir al baño y entré a un cubículo y al salir, me lavé las manos, pero algo extraño era que estaba escuchando un ruido extraño. Cerré el grifo y cuando me di cuenta eran gemidos. Salí de ahí avergonzada pero al mismo tiempo riéndome y entré a clases encontrándome con la profesora sentada en su mesa, con un par de gafas de sol y todos en silencio escribiendo algo.

- buenos días señorita Brodwey, ¿hizo su tarea sobre el amor?- preguntó la profesora

- ehhh...lo siento es que ayer...

- quiero decirle señorita que si quiere salir adelante en este país y poder tener su título, ser responsable y cumplir con sus deberes es lo primero que debe respetar - de la manera que me llamaba la atención era con un tono fuerte, pareciera que estaba enojada.

- lo s...

- no quiero disculpas Maria...creo yo que un cero le vendría bien como nota- dijo escribiendo en una hoja en su mesa

- no espere...se lo puedo traer para mañana...solo...

- ya está hecho - pronunció con una enorme sonrisa ilustrada en su rostro

- usted no puede hacerle eso....

- ¿Natan tú también quieres un cero?- preguntó la profesora en un grito por lo que Natan quien quería defenderme, se quedó callado.

- Gracias...- susurré yéndome del aula, sintiendo rabia por dentro, después de que ayer la ayudé a llegar a su casa sin problemas, ella me hace esto, es por ella que no llegué temprano a casa para hacer mi maldita tarea.

Caminé por los pasillos y fui a la biblioteca, abrí mi ordenador que llevaba en mi bolsa de escuela y comencé a escribir el ensayo, en media hora lo acabé y lo puse en mi memoria para llevarlo a imprimir. Las hojas salieron de la máquina y yo solo tenía ganas de romperlas. 

Cuando ya sabía que había pasado la clase, corrí hasta el salón nuevamente y la profesora estaba sola en su escritorio, mirando el muro, sumergida en sus pensamientos.

- aquí tiene mi ensayo, si quiere lo lee y me cambia la nota, si no pues déjeme el cero, pero por lo menos sepa que yo si le entregué el trabajo, tarde pero se lo entregué, disculpe por las molestias y que tenga un buen día - mi tono fue serio y no muy alto.

Dejé la hoja en la mesa y me giré automáticamente para ir directo a la puerta. Una mano tomó la mía reteniéndome.

- María yo...

- de nada...por haberla ayudado ayer...ahora debo llegar a mi próxima clase- me solté de su agarre y fui caminando hacia la otra clase sin mirar atrás.

No entendía porque aquello me dolía tanto. No me dolía la nota que había tenido, si no el comportamiento que ella había tenido conmigo, estaba segura que muchos no habían hecho el ensayo y ella les había dejado un lapso de tiempo para completarlo. Pero sobre todo, el tono con el que me habló y la manera en la que me miraba,  no veía bien por los lentes pero sentía su mirada fría sobre mi, como si aquello si no le diera importancia a lo que pasara.

Profesora Olsen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora