Decepción

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Elizabeth salió con Scarlett nuevamente del lugar y mis celos me mataban, pero tampoco podía ser posesiva y decirle a Eli que no la viera mas. Aunque me hubiera gustado, pero no está bien.

- hola mi amor...- dije y ella me abrazó.

Siempre que sale de ahí es como si no me hubiera visto por años, no dice nada, pero actúa con tanto cariño.

- buenos Eli nos vemos en unos días...- dijo- te espero con ansías- dijo antes de morder su labio y entrar al auto.

Ay hija de puta...

- ¿cielo todo bien?- preguntó

- si - la miré con una falsa sonrisa.

- ¿estás celosa cierto?- preguntó y vi que ella estaba a punto de reírse

- para nada...- dije seca, montándome en el auto.

- aww bebé...¿estás enojada?- preguntó

- claro que no...no contigo...esa Scarlett no conoce sus límites y tú no se los pones- me quejé

- ya te he dicho, que ella para mi es una muy buena amiga...deja de ser tan insegura - dijo

- ¿con que deje de ser insegura, no?- pregunté- bien vas a ver...- susurré y ella giró los ojos

- amor...- ella puso una mano en mi muslo y yo la quité rápidamente- ¿María hablas enserio?- preguntó con un tono serio.

- si tú no le pones límites a esa mujer...¿como quieres que no te cele?- pregunté- ¿quien sabe que más hacen?- ella frenó de repente y milagrosamente teníamos puesto el cinturón- ¿te volviste loca?!?- grité

- ¿enserio me crees capaz de algo así?- preguntó algo alterada, la verdad nunca la había oído hablarme así- ¿acaso te has escuchado?- gritó

- mi amor, disculpa...- intenté tomar su mano, pero ella tiró la mía a un lado.

- no me toques...- dijo con una voz fría- te llevo a casa...-

- estoy sola en casa...déjame quedarme...

- ya estoy llegando...- dijo con frialdad en la voz.

- Eli...discúlpame, si?...es solo que temo mucho a que me reemplaces por alguien de tu misma edad, por ser muy infantil y no poder ser suficiente para ti..- susurré y ella paró en una esquina y me miró, pero su mirada ya no era tan fría.

- no quiero que vuelvas a desconfiar de mi si ?...yo nunca, NUNCA, en la vida te engañaría...- susurró y asentí bajando la mirada.

Ella agarró mi rostro y me dio un cálido beso.

- ¿vamos a mi casa?- preguntó

Asentí mordiendo mi labio y secando unas cuantas lágrimas que habían caído. Estos días había estado durmiendo mucho en casa de Lizzie, y no es que yo se lo pida, de hecho es la primera vez que se lo digo, ella misma me pide que duerma con ella.

En realidad, no se si estar contenta por eso o preocuparme.

Mis amigos ya habían llegado, solo que esta noche se habían quedado en casa de alguien a hacer un trabajo y llegarían en la madrugada.

- hemos llegado...- avisó

Entramos a su casa y ella me dejó entrar a darme una ducha. Quité mi ropa y entré a la ducha. El agua comenzó a caer por todo mi cuerpo y al poco rato, pude ver a Elizabeth entrar por el cristal de la bañadera, ella igual quitó su ropa y entró conmigo. Me tomó por la cintura y me dio un escalofrío por sus manos frías. Luego sus manos se fueron a mis senos y comenzaron a masajearlos, mi cabeza se echó hacia atrás, reposando en uno de sus hombros y mis pechos ya estaban duros y erectos en ese entonces. Una de sus manos recorrió mi abdomen lentamente hasta llegar a aquella zona. Empezó a dar vueltas con uno de sus dedos y mis quejidos se dejaron escuchar, sus toques me hacían ver el paraíso y mis piernas ya comenzaban a perder el equilibrio. Sentía el cosquilleo en la parte baja y ella rió al ver que estaba hinchada y bastante mojada.

Profesora Olsen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora