[Capitulo 02]

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En la cocina de Mega Pizzaplex se podían escuchar sonidos de objetos moviéndose sin parar.

Eso significa que Chica se encontraba adentro buscando algo con lo que poder saciar su hambre. Los rugidos de su estómago cada vez eran más fuertes y molestos, no podía simplemente ignorarlos.

Para su gran sorpresa, no encontraría nada de comida en ninguno de los estantes o en el refrigerador.

La gerencia había descubierto sus frecuentes visitas a la cocina fuera del horario laboral, por lo dieron estrictas órdenes a los Staffbots de ocultar la comida antes de que la gallina terminara por vaciar los estantes.

Los Staffbots ordenaban el desorden que causaba la menor de los Glamrock’s tratando de ignorar el desespero que tenía por encontrar algo con lo que podría alimentarse.

Algunos hacían cortocircuito al ver como ella volvía a tirar las cosas que habían recogido del suelo, lo único que podían hacer era volver a colocarlo en su lugar.

─ ¡Esto es completamente absurdo! ¿Cómo es posible que no haya comida en la cocina? ¡No siquiera una soda de limonada rosa! ─ Exclamó Chica tirando una bolsa vacía de frituras de papas al suelo, ganándose la mirada de varios Staffbots molestos ─ ¿Por qué me miran así? ─

En un par de minutos Chica sería sacada a la fuerza de la cocina por los Staffbots que por culpa de ella no los dejaba cumplir con su trabajo de hacer la respectiva limpieza.

Sin más que hacer, ella se podrían a caminar por los corredores buscando algún bocadillo mal puesto por algún niño por las mesas del Atrium.

Entonces pudo escuchar los ruidos de unos pasos que hacían temblar las cosas que estaban encima de las mesas, haciendo que Chica levantada la cabeza viendo como un caimán con lentes oscuros se le estaba acercando con mucha prisa.

─ Hola, Monty. ─ Saludaría sin olvidar colocar una simpática sonrisa ─ ¿Qué pasa? ─ 

─ Te estaba buscando. ─ Respondería casi al instante, causando intriga y curiosidad en la gallina.

─ ¿Por qué me buscabas? ─ Indagó.

─ Es que Bonnie nos ha invitado a todos a la bolera. ─ Mencionaría provocando una sensación de entusiasmo en la más pequeña.

─ ¿Enserio? ¡Genial! ─ Agrandó su sonrisa mientras daba unos leves brincos ─ ¡Vamos! Debemos darnos prisa. ─

─ De acuer- ─

Monty no pudo terminar de hablar, al sentir como la gallina lo tomaba de su brazo derecho para empezar a caminar juntos a la bolera, logrando que un leve sonrojo apareciera en sus pómulos verdosos.

«¡Joder! ¡No de nuevo!» Pensó el caimán sintiendo ahora como su larga cola se movía un poco por sentir el tacto de la gallina, era un especie de impulso que Monty no podía controlar y no quería que Chica se diera cuenta de ello.

Una parte de él quería que lo soltará y la otra quería quedarse cerca de su suave plumaje, por alguna razón sentirla tan cerca hacía que se sintiera bastante calmado y que su rabia descomunal desapareciera por arte de magia.

No entendía cómo la presencia de Chica podía apaciguar sus ganas de querer arremeter contra todo lo que se ponía en su camino.

Era bastante extraño sentirse tan bien consigo mismo, y desgraciadamente, le encanta sentirse de esa forma.

30 días MonticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora