-Doce.

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Dia 12 en el pueblo (Sábado)

Barbara.

Me despierto molesta, Fernando solo me escribió para decirme, "Recorda no estoy en todo el dia" asi que me niego a escribirle, le clavo el "visto en whatsapp" y me cambio rápidamente para trabajar por última vez en el Hotel, recogiendo mi pelo, regresando a pintar mis labios de morado, sin importarme nada, porque lo que menos quiero pensar en que me casaré con una persona que por primera vez siento que no le importo nada.

Hablamos con mi hermana por la mañana, le cuento mi reencuentro con Rita y que va a casarse con Lucio, mientras ella se ríe porque lo sabe y yo aun sigo sin poder creerlo.

La mañana se me pasa rapidísimo, entre charlas, risas y trabajo. Almuerzo junto a mi hermana y cerca de las 3PM mientras guardaba papeles y terminaba de responder una reserva alguien apareció.

—No puedo creer lo que mis ojos están mirando.

Levanto mi mirada y me río.

—Muy bien Montesinos, odio la impuntualidad, pero —miro mi reloj— es temprano aún, falta media hora.

—Lo sé, necesitaba ver esto nada más —Dice sin dejar de mirarme— ¿No te molesta?

—No, espera tranquilo, ya vamos ¿Estás bien? —Digo un poco incómoda de la manera que me mira.

—Solo estoy recordando a la vieja Barbara —dice con su sonrisa hermosa, junto a sus dientes blancos impecables.

Me miró como estoy vestida un segundo y pienso «yo tambien la extraño Mateo, a veces» termino de ordenar las cosas y enviar e-mail mientras veo como Macarena se queda hablando unos segundos con Mateo para distraerlo mientras termino con el trabajo, luego de unos minutos, deje todo acomodado para que mi hermana pueda seguir manejando con normalidad. Busco mi cartera y el buzo de "Viñedo Montesinos" luego me acerco a Mateo.

—Ya estoy.

Macarena me mira un instante y luego a Mateo.

—Bueno, disfruten, recorda que nuestros padres no regresan a la noche se van para Mendoza capital a la casa de los tios, cualquier cosa llamame ¿Ok?

—Quedate tranquila Macarena no voy a secuestrarla —contesta Mateo.

Me río.

—Chau, adiós para los dos.

Camino hasta la camioneta de Mateo a su lado, subo , bajo el espejo del auto y me acomodo el lápiz labial.

—¿Morado? —Se ríe.

Lo miró un instante y comienzo a reirme.

—¿Vas a quedarte hasta la despedida? —pregunta— Cenaremos en casa.

—No lo sé —No muy convencida.

—Después te regreso a tu casa, será divertido.

—Veré cómo me siento.

—Está bien —arranca la camioneta y nos dirigimos hacia el stand de la fiesta del viñedo.

Mateo

¿Cómo puedo resistirme ante tanta tentación? Barbara está tan igual a la Barbara que conocí y me enamoré al instante. Manejamos escuchando algunos temas y tratando de hablar de cualquier otra cosa pero era inevitable no mirarla, desde sus labios morados hasta oler sus perfumes dulces que tanto me encantaba que me quede impregnado en mi cuerpo «Barbara te extraño demasiado»

Minutos después comenzó nuestro ultimo dia en el stand junto a mi familia, mi madre y padre divirtiéndose con Barbara, Luna atendiendo entre risas también en las conversaciones mientras yo solo la mirada, con su altura de 1,67 , sus jeans negros oxford, sus botas, ese cuerpo delgado increible, igual que su piel blanca y cabello largo recogido, con el frequillo dibidido al medio, sonriendome con ese lunar por arriba de su labio que solo queria comerme con la mirada, hasta sus hermosos ojos celestes.

Siempre he sido tuya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora