Siempre he sido tuya.

-Catorce.

Dia 14 en el pueblo (Lunes)

Barbara.

La semana arranca y casi se cumple la mitad de mis días en Potrerillos, a pesar que parece tan poco han sido días intensos de demasiada información, sorpresas, reencuentros y Mateo quien no ha dejado de sorprenderme.

La mañana ha sido confuza, recibi mensajes subidos de tono de Fernando, algo que nunca hace como "Solo quiero que nos reencontremos y tengamos ese sexo que merecemos" "Necesito escucharte gemir a mi lado" "te amo Barbara, eres solo mia" ¿Que esta pasando? Fernando no es así, ¡Jamás escribe de esa manera! hasta dude que fuera él, sin embargo luego fueron audios, y claramente era él, proponiendo que hagamos "una llamada sexual" donde nos tocaramos un poco, pero me he negado al respecto al principio, y luego le dije "Lo haremos, pero hoy no" para intentar sacar este clima extraño que se estaba formando.

Rita mi mejor amiga me había indicado que vendría el domingo, pero ayer me canceló diciéndome que se quedaría un día más en el pueblo y que pasaría por la tarde a que nos juntaramos para charlar y compartir algo a la tarde.

Todo era extraño, confuso y sobre todo no dejaba de pensar en Mateo, en ese beso increible que volvió a darme despues de muchos años, en esos mensajes de ¡Que pasaria si fuera Jack? se que puede ser arriesgada mi respuesta de: "Me muero contigo" pero esa era mi verdad.

Mateo aparte de ser el primer hombre de mi vida, fue mi compañero, mi amigo y mi protector, teníamos una relación increíble y envidiable donde no dejaremos de amarnos con intensidad porque juntos eramos solo uno, entonces ¿Cómo podría dejarlo morir? se que todo el tiempo evitó hablar del tema, de como termino mi relación, en cómo corrí cuando me entere, pero también no olvido de la manera en que realmente entregamos la vida uno por el otro.

La mañana ha pasado rápido, cada uno en su mundo y yo haciendo un pastel de frutilla para Rita, su favorito, con todo listo, la espere y mientras lo hacía me llegaba mensajes de "Maria Emilia Rivera, amiga y colega quien me indicaba que todo estaba quedando perfecto" mientras tanto Rita llegó.

—¡Amiga de mi vida! —Expresa a gritos abrazándome.

Sonrió.

—Te quiero tanto, gracias por venir, pasa por favor —digo entrando a la casa de mis padres.

—¿Y tus padres? ¿Dónde están? —pregunta mirando para todos lados.

—Salieron Rita, pero más tarde llegan, vas a poder verlos, vamos a merendar algo.

Todo parecía ser como antes, recordando a toda esa gente que no veo hace años, riéndonos entre nosotras, y de "tomar una merienda" terminó con pastel de frutilla y un vino "Barbara blanco" de por medio.

—¿Pasó algo con Mateo? —pregunta echándose hacia atrás, sentada en el sofá.

Me río un poco y tomo un trago de vino.

—Nada —dijo entre risas.

Rita levanta sus cejas, abre más sus ojos miel.

—¿Qué pasó Barbara? —mirándome fijamente.

Suspiro, muerdo un poco mis labios y la miro.

—Nos besamos.

Rita queda boca abierta en silencio.

—Ya lo sé, no me digas nada Rita ¡Me quiero matar! no entiendo cómo caí en la tentación, ¡Voy a casarme! ¿Entendes? —bufo.

—¿Tuvieron sexo?

—¡No! —grito.

—Bueno, bueno ya lo entendí, me di cuenta estas como loca.

Me tapo la cara riéndome.