-Siete.

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Dia 7 en Mendoza (Lunes)

Mateo

El frío en Mendoza se está asomando.

Me despierto a las 6 Am mientras los primeros empleados de la estancia comienzan a llegar, y hoy hay que trabajar duro, ya que en cualquier momento nevará en el pueblo de Potrerillos.

Mientras todo comienza a llegar yo trabajo junto a mis empleados porque aunque ya tenga todo el dinero del mundo mi trabajo lo hago con pasión y nunca podría abandonar este trabajo de hecho me dedico que cada uno de mis empleados se tomen tiempo para tomarse un desayuno caliente y paren a almorzar antes de que su turno acabe.

La mañana siempre se pasa rápido, y pido a un capataz que se haga cargo de todo porque debo irme a bañarme y prepararme para salir con Barbara que de hecho fue en lo único que he pensado toda la mañana.

Llego a mi cabaña, me baño y perfumo como me encanta, busco una de mis ropas de campo que me encanta usar con un sombrero y un pañuelo en el cuello que combine para la ocasión y finalmente busco algo que he guardado hace años para Barbara.

Me dirijo hacia mi camioneta Chevrolet S10 y voy a buscar a Barbara hasta la casa de sus padres como en los viejos tiempos, pero antes estaciono en el Hotel Potrerillos donde trabaja toda la familia a saludarlos.

Caminó unos pasos hasta la entrada del hotel y escuchó mi nombre.

—¡Mateo! —Grita Gladys, la madre de Barbara.

—¿Qué hace la mujer más hermosa del planeta? —contestó sonriendo.

Gladys me abraza.

—¿Algún día vas a cambiar? ¿Siempre comprandome?

Me río un poco.

—He traído algunas frutas secas para ustedes, un nuevo producto que estamos vendiendo en el viñedo.

—Siempre tan apasionado por tu trabajo ¿Que haces tan guapo? —se ríe— Barbara —se autocontesta.

Regreso a reirme.

—Tengo que mostrarle algunas cosas ¿Acaso no puedo tener una buena relación con mi ex?

—See.... claro, ex —vuelve a reírse— Mira que si sigues viniendo no sé si llega al altar.

—¡Mamá! —grita Macarena acercándose— Perdon Mateo, ella no va a cambiar ¿Cómo te encuentras?

—Muy bien, ¿Juan Carlos? ¿Dónde está?

—Papá se fue hace un momento, pero debes venir a casa te extraña.

—Lo se —miro el reloj— Bueno voy a buscar a su hija porque odia la impuntualidad.

Macarena se ríe.

—Si, anda tranquilo, déjalo madre.

Salgo del hotel después de saludarlos y dejarles las frutas secas que he traído para ellos. Voy hacia enfrente, estaciono la camioneta y al segundo sale Barbara ¿Algún día dejará de ser tan hermosa? me sonrie desde la puerta, tiene su cabello negro suelto, su sonrisa impeclable y esos ojos azules que toda la vida me enamoraron «si supiera lo bonita que es la vida cada vez que la veo» ¿Como pude hacerte daño? no puedo retroceder el tiempo, pero si curar esa herida que le he dejado en el corazón.

Sube a mi camioneta y me mira con una sonrisa en su rostro.

—Dos minutos tarde Montesinos.

Me río, y me acerco a ella besando su mejilla.

Siempre he sido tuya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora