Parte 23

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Jungkook corrió tanto, su lobo estaba tan lastimado como él, sus patas ya no podía ni sentirlas, se había perdido tantas cosas, abandonó a Taehyung, lo dejó con dos hijos suyos, un hijo que ahora estaba dispuesto a atacarlo por defender a Tae, era un alfa sin duda, se parecía a él, se perdió de su nacimiento, de verlo crecer, se perdió de su hijo por estar al lado de Jimin, maldita vida de mierda, pero era su castigo, le quitó tantas cosas a Taehyung debería odiarlo y golpearlo, Taehyung debería matarlo, él no valía la pena, abandonó a su omega y a sus hijos, era un maldito, el no merecía nada.

Lloró, gritó a la luna, era su castigo, él lo sabía, era su hijo, suyo y de Taehyung, no tenía dudas, el jamás dudaría de Taehyung, su hijo tenía su aroma, canela igual que él, era hermoso, Taehyung era hermoso, como pudo ser tan cobarde, su lobo lloraba dentro suyo junto a él, porque su omega no lo quería ver, no lo quería cerca y eso lo estaba matando y Jungkook no podía hacer nada, era su culpa, pero no podía hacer nada.

Esa noche no regresó a su casa se quedó con su lobo en el bosque, solo, necesitaba pensar y con Jimin no podía hacerlo.

Los Jeon estaban preocupados por Jungkook, pero apenas estaban asimilando todo, todo había pasado tan rápido, como si todo eso habría sido planeado, como si alguien habría planeado hacerle daño a Taehyung, como si alguien habría planeado separarlos, el destino le puso una prueba a Jungkook y este falló por completo, perdió por completo, tomó la peor decisión y estas eran las consecuencias.

Jimin fue a hablar con Sunni, después de que se enteró de todo por los Jeon, ella no sabía que Jungkook no era su padre biológico, debía explicarle tantas cosas, debía decirle a una niña de siete años tantas cosas, pero no quería hacerlo solo, debía esperar a Jungkook, solo no quería romper el corazón de su hija.

La noticia de Taehyung y su hijo con Jungkook lo había dejado impactado, en el fondo sabía que el pelinegro aun amaba a Taehyung, lo sabía, lo sentía, por más que intentó jamás logró que Jungkook lo amara y tenía miedo, mucho miedo de que Jungkook decidiera dejarlo, Sunni no tenía la culpa de nada y él no quería perderlo, lo amaba con todo su corazón, no quería perderlo de ninguna manera.

esa madrugada Jungkook llegó a casa hecho un desastre, se había perdido por horas y horas pensando, llorando, gritando, aullando.

Pero debían arreglar las cosas, tenía que empezar por algún lado, se había perdido de tantas cosas.

Amaba a Sunni como si fuera su propia hija, pero, había dejado a su hijo, lo abandonó igual que a su omega, mierda, Taehyung, él era todo lo que había amado en su vida desde siempre y lo abandonó, entendía el motivo de odio de su lobo.

Necesitaba pensar muy bien cómo hacer las cosas, necesitaba despejar su mente, porque su cabeza estaba a punto de estallar de tantas cosas, de tanta información, de tantas preguntas, lamentaba tanto el tiempo perdido.

Necesitaba descansar y pensar, al entrar a casa ignoró completamente a sus padres y a Jimin, subió a su habitación, no quería hablar con nadie.

La vida le puso una trampa y cayó como un completo imbécil, pero no podía culpar a nadie, ni a sus padres, por no contestar esa llamada de Taehyung, ni al médico que se equivocó con los exámenes, el único cobarde era él, solo él tenía la culpa, por no quedarse a su lado, por irse con Jimin, por no abrir los correos de Taehyung, si tan solo habría leído uno, uno solo de esos tantos que había recibido, las cosas serían tan distintas. 

Sweet Night-KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora