19. Lazy day

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—Uh hu... de aquí no pasas.

Eiji infló sus mofletes.

—¡Blanca, ayer me quitaron los puntos!

El hercúleo hombre cubrió la entrada del gimnasio y sus feromonas repellaron los huecos del umbral de la puerta.

—El traumatismo puede ser que esté sano pero tu cuerpo necesita más descanso.

Sin embargo, el omega hizo caso omiso al consejo.

—Aunque sea ejercito brazo —habló desinteresado. —, no es tan grave.

Infructuosamente, Eiji pensó que podía hacer a un lado a Blanca pero este ni se movió un centímetro. Ash esperó a que todo eso terminara en el pasillo del edificio, teniendo que aguantar con la terquedad de su novio. Las demás personas dentro veían la escena con curiosidad, incluso Sing, para ver mejor lo sucedido, se subió de la cuerda colgante y quedó suspendido como si fuese Miley Cyrus en el videoclip Wrecking Ball.

—Ríndete, Eiji... — alzó la voz el alfa chino, llamando la atención de todos los presentes. —. Tus defensas están bajas ahora. Aún si te sientes bien y sudas, afuera hay mucho frío y puedes enfermarte.

—¡Pero...! —cuando menos sintió, Ash lo levantó a sus espaldas y lo cargó como si fuese un bebé.—. ¡Ay!

—Ya los escuchaste — lo comenzó a amarrar alrededor de su torso y manos con el hilo rojo para que no escapara. Para la mirada de la gente, él simplemente realizaba movimientos raros con su mano. —. A reposar, onni-chan.

Eiji parpadeó teniendo un intenso sonrojo. Dentro de un instante de estupor, giró su rostro ofendido y ya no le dirigió la palabra a nadie más. Tras estar tanto tiempo postrado en cama y en sanar, sentía el cuerpo flácido, apagado, estresado y aumentó varias libritas.

¡Necesitaba ejercitarse! ¡Su alma atlética se lo imploraba!

Cuando el alfa empezó a caminar hasta alejarse, el omega siguió con su puchero.

—¡Adiós, Eiji! — gritó Sing con alegría mientras que Blanca se despidió con un manoteo y una sonrisa suave.

Durante todo el trayecto, Ash se lo llevó en brazos puesto que Eiji no mostraba señales de querer bajar. Eso aumentó la tensión entre ellos hasta llegar a su apartamento que compartía con Shorter. Por suerte, Yut Lung y él salieron a pasear y no había nadie. Ahora intentaba mantenerlo lo más limpio posible, casi como si fuese nuevo, para que el omega se sintiera a gusto en estar ahí.

Al encerrarse en su habitación, Ash acostó a Eiji en su cama mientras lo desataba lentamente. Todavía estaba sentido por lo ocurrido, así que pensó que él diera la iniciativa de hablar.

Efectivamente, al estar ya liberado del hilo rojo, Eiji volteó su cuerpo y le dio la espalda.

—No es justo — musitó en la almohada, olía tanto a su alfa que su nariz cosquilleó con agrado. —. Conspiraron en mi contra.

Ash rodó sus ojos de manera cómica y se sentó al filo de la cama.

—No es cierto, todos estamos preocupados por ti.

—Pues no quiero que lo estén... — se hizo un bolillo. —. Me siento mejor, no soy tan débil solo por ser un omega.

—Eiji... — lo regañó con sutileza tras palpar sus cabellos. —. Seguimos preocupados por tu accidente... no porque eres un omega, eso es ridículo... — sonrió con dulzura. —, sabes que en unos meses podrías ser más fuerte que yo... que Sing y, si te lo propones, que Blanca.

En eso, Eiji lo observó de soslayo, luciendo esos hermosos ojos rasgados, reflejando inocencia.

—¿Me comporte infantil?

Ash se inclinó y capturó sus labios contra los suyos.

—Sí, onni-chan — continuó besándolo para no escuchar sus quejidos. —, sé que hacer ejercicio es tu manera de relajarte, pero no hacer nada también es una opción.

Eiji meditó las palabras. No recuerda la última vez en ser perezoso por voluntad propia. En parte podía entender a sus amigos y a su novio, pero él necesitaba estar activo. Era un sentimiento raro... ¿cuándo matar el tiempo ocioso sin productividad se convirtió en algo malo?

Las feromonas comenzaron a cambiar de olor, siendo más ligeras y amorosas.

—Hay otra forma de relajarse... — susurró Eiji al sostener una de las manos de Ash y llevársela en su pecho.

Rápidamente captó las intenciones de su omega, provocando una oleada de deseo en su interior.

—Sigues un poco lastimado...

De repente, Eiji levantó su camisa para enseñar su sensible y tonificado torso. Su respiración se volvió irregular y la costra del apuñalamiento se hallaba un poco rosa formándose una cicatriz de a poco.

Ash quedó ido al contemplar la hermosura de su omega, un guerrero que lucha contra las adversidades de su género y sobrevivió a una terrible lesión.

—Por favor... — exhaló con cierta desesperación. —. Hace mucho que no lo hacemos... —cerró sus ojos al sentir un poco de pena. —. Te necesito ahora...

Casi de inmediato, el alfa se abalanzó con cuidado hacia su omega, ayudándole a bajarle el pantalón junto con su bóxer mientras elevaba un poco su camisa sin llegársela a quitar.

Entonces lo beso con furor, provocando ese característico olor libidinoso en las cuatro paredes.

—Iré despacio... — le murmuró en su oído tras desabrochar su mezclilla.

Eiji gimió su nombre ante los palpos de las manos de Ash sobre su pelvis, miembro y en el área de sus coxales, los besos recorrieron su línea del alba y luego la lengua en su tórax.

El alfa, como lo prometido, fue muy gentil durante el sexo, y en las subsiguientes que vinieron.

Hubieran seguido así todo el día hasta que Max llamó por teléfono, indicando que llegaron de sorpresa con Michael y Griffin y pedirles que limpiaran un poco el aroma.... Erótico.

Con toda la vergüenza del mundo, se apuraron a vestirse, humidificar el lugar y recibirlos con una sonrisa incómoda.

Ash masculló en sus adentro varias maldiciones. ¡Estúpido cuñado!

N/A: Max molestando a Ash desde tiempos inmemorables akakdkf. 

Cada vez que escribo de Blanca o de Sing me personifico como las señoras Owen y Coleman 🔥🔥🔥🔥 si este fuese una historia sin límite de palabras me detendría a detallarlos más ldakjlkdjs. 

Regresó la calentura para quedarse nuevamente 🔥😏 estos capítulos serán de mucho fluff, así que hay que aprovechar al máximo todo.

Muchas gracias por el cariño que recibe este pequeño fic, 💖💖💖💖 lo agradezco mucho de todo corazón 💓

¡Nos vemos mañana! 💖

Besos & AbrazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora