23. Jealousy

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Cuando Eiji regresó a trabajar, ojos curiosos estaban puestos encima de él. Aún tenía el aroma de Ash impregnado por haber pasado una semana encerrado con él por el celo (por su culpa cojeaba un poco). Sin embargo, las miradas no iban dirigidas directamente hacia su persona, sino a su nuevo marcaje en el cuello que lucía sin escrúpulos. Asimismo, portaba su anillo de compromiso con toda honra, brillando hermosamente ante cualquier destello de luz.

—Oh... alguien estuvo entretenido en sus vacaciones.

—No esperaron en la luna de miel...

—¿Quién hace ya? De todos modos se van a casar.

El cotilleo hizo sonrojar a Eiji. Por lo menos sus compañeros de trabajo no reaccionaron como sus amigos, casi ya iban a celebrar la boda en los pasillos del edificio al momento de que acabaron con su heat.

—Realmente estamos emocionados. — musitó Eiji para no quedarse callado.

—Obvio, con un novio así como el tuyo no dudaría dos veces...

—¡Oye, controla esas hormonas!

Eiji encogió sus hombros y se unió a las risas impertinentes de los demás. Aunque sonara increíble, se sentía un poco superior en poder presumirles a su comprometido, su mordida y anillo a todos. Era una manera de compartirles su felicidad de lo ha pasado, mientras que ese orgullo suyo no escalara niveles tóxicos.

Sin embargo, no siempre podía hacer sentir cómodo a todos, en especial en aquellos que no estaban dispuestos a tener la mente abierta.

Rita vio a Eiji con horror, que rápidamente cambió su expresión a una estoica.

—Eiji Okumura — su profunda voz causó temblor entre los presentes. —. A mi oficina.

La beta entró a su cubículo sin esperarlo y somató la puerta con furia. Los compañeros de Eiji quedaron patidifusos por el extraño comportamiento de la jefa, a excepción del omega, quien suspiró profundamente.

Se temía una reacción como esa y estaba preparado para afrontar lo que viniera por tan absurdo que fuera.

Por lo mismo, contó hasta diez antes de entrar a la boca del lobo, abrió la puerta y la cerró con cuidado para no agobiar a nadie más.

Rita lo esperaba sentada en su escritorio, con los brazos cruzados y su mirada fulminante.

—¿Qué sucede? — preguntó con amabilidad no correspondida.

En un parpadeo, la mujer cogió un expediente y varios papeles sueltos y los lanzó hacia su rostro. Luego sacó un USB de su computador y se lo tiró hacia él pero fallando en darle nuevamente en su cara y rebotando a la pared.

Por su lado, Eiji permaneció callado, sin sorprenderse de lo había ocurrido.

La tensión que se construyó en ese momento era inaguantable.

—Hay que elaborar el balance general del departamento, completar los informes contables y crear la presentación para el cliente de esta tarde. Todo para hoy — la falta de empatía en sus palabras hizo respirar un poco abrumado al omega. —. Por tu solicitud de vacaciones nos atrasamos... para enmendar tu culpa, tienes que hacerlo solo, más tus demás tareas de la semana.

—No.

Rita resopló, ofendida.

—¿Qué dijiste? — rechinó sus dientes.

Eiji suspiró suavemente.

—De acuerdo a mi contrato de trabajo, no me corresponde hacer estas tareas; al pacto de condiciones, el plazo de mis vacaciones son pagadas y no pueden ser interrumpidas — notó como la ira de Rita aumentaba. —, y; el reglamento establece el ejercicio fiscal para realizar los registros contables y estadísticas del departamento, si hay retraso no es por mi culpa.

—¡Eiji!

—Así que no voy a hacer nada que usted me pida — inclinó su cabeza. —. Si me disculpa, comenzaré a realizar mis pendientes que me corresponden.

Así, se dispuso a irse sin remordimientos. A veces la actitud altanera de Yut Lung servía en estos casos.

—¡Haz lo que te ordeno o te despido!

Aunque, ahora no estaba seguro si estaba funcionando. Rita había tocado la fibra sensible en Eiji, que en un santiamén paró en seco, si perdía su trabajo en la prestigiosa institución, era el fin de su carrera.

El omega, aterrado, giró su rostro y vislumbró a Rita sonriendo de pura satisfacción.

Ah... esta era su venganza.

Con la frustración al tope, Eiji exhaló exasperado.

—Comprende, jefa... yo nunca seré suyo... nunca lo fui en el pasado o en un futuro cercano.

No quiso ver su reacción. Simplemente se alejó y cerró la puerta. Los demás compañeros estaban ocupándose de lo propio por miedo a una reprimenda.

Entonces, se dejó caer en su silla, viendo la nada por un momento hasta sacar su celular.

"Lo siento, Ash... llegaré tarde hoy. Pospongamos la cena, ¿okis?"

Debía de empezar antes de que fuese más tarde.

Lo que no sabía Eiji, era que, mientras estaba en la oficina de Rita, el departamento pasó por una inspección breve por un supervisor nuevo llamado Shunichi Ibe. 

N/A: HAY FE EN ESTE FLUFF. Aunque Eiji no lo sepa aún y con Ash... lo veremos mejor en el siguiente capítulo. Guerra avisada no mata gente, he dicho xD. 

Te odiamos, Rita.

¡Muchas gracias por todo el apoyo hasta el momento ♥!

¡Nos vemos mañana!

Besos & AbrazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora