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Me miro una última vez en el espejo, considero que estoy bien, que no estoy tan mal para la ocasión

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Me miro una última vez en el espejo, considero que estoy bien, que no estoy tan mal para la ocasión. Termino de ponerme los pendientes, y por más que trato de no fijarme en mi físico, no puedo evitarlo.

Luego de tener a Crys, mi cuerpo no quedó como era antes. Tampoco tuve el aumento de peso que normalmente muchas mujeres experimentan, pero ya no soy la misma. Sentía que había vuelto la Claire adolescente que tenía miles de inseguridades sobre su cuerpo.

Es viernes y teníamos una reunión de unos amigos de él. Nos habían invitado hace algunas semanas y nos organizamos para poder asistir. Aún me rehusaba de dejar a mi bebé con otra persona, porque no me había despegado de ella desde que nació, y aún siento que es muy pequeña para quedarse sin mi. Pero tengo toda la confianza en Dora. Confío en que cuidara bien de ella.

— ¿Ya estas...? — Louis entra en la habitación y se queda en silencio al instante en el que me ve — Mierda —exclama, mirándome de arriba a abajo.

— ¿Es mucho? Tal vez no deba de ponerme algo tan pegado. ¿Se me ve mal? Creo que me veo muy cuadrada. Puede que mejor sea cambiarme o no ir — hablé tan rápido que ni siquiera deje que responda una de las preguntas que me hice.

— ¿Que? Clay, amor, estás preciosa. — termina de entrar, y se acerca a mi. Pone una de sus manos en mi cintura y la otra en mi mejilla — Te ves espectacular.

— Lo dices porque eres mi novio.

— Lo digo porque tengo el sentido de la vista. Y cualquier persona que te viera, estaría de acuerdo conmigo. Te queda increíble ese vestido, y te has maquillado súper bien. Si ya eres hermosa al natural, Clay, imagínate cuando estás así de producida.

Logra hacerme sonreír y ponerme un poco nerviosa. Aún estaba algo indecisa. No quería sentirme así, pero supongo que era inevitable.

— Ahora, si te sientes muy incómoda, podemos quedarnos. Le decimos algo a Oliver y sabes que él siempre nos cubre.

— No lo se, no se como me siento. Me siento rara — confieso. Agacho la mirada, me avergonzaba un poco actuar así. Se supone que he madurado y que ya estoy mayor, que no debería de tener inseguridades.

— ¿Quieres contarme? — pregunta con suavidad, casi como si me estuviera acariciando con su voz — Si no quieres, no hay problema, lo haces cuando estés lista.

Levanto la mirada lentamente y me encuentro con sus ojos. Me gustaba como me miraba. Hay un punto en una relación, en la que simples cosas te hacen sentir feliz o emocionada. Solo una mirada puede hacerte sentir mariposas en el estomago y sentirte como una adolescente de nuevo. Con Louis me sentía así. Pero eso había comenzado ahora, porque antes de nuestra charla de esa noche, no era así.

𝑨𝒍𝒘𝒂𝒚𝒔 𝒚𝒐𝒖 | 𝗟𝗼𝘂𝗶𝘀 𝗧𝗼𝗺𝗹𝗶𝗻𝘀𝗼𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora