Capítulo 11

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-¡Dagh... ! - apoyé mis manos en mis rodillas mientras trataba de recuperar el aliento, al levantar la mirada solo pude ver su sonrisa, como se dio la vuelta y como lanzó el último tiro, encestando.

-Con ese son diez...

Se voltea para verme de nuevo sonriendo con victoria, apreté mis manos sobre mis rodillas mientras seguía intentando recuperar el aire. Estaba temblando más que antes... no me gustaba.

-¿Sabes? En nuestro primer partido fuiste mejor, debo de admitir. Pero ahora... no puedo decir lo mismo...

Se acercó, yo no me moví de mi lugar, ni siquiera cuando me hizo levantar la mirada hacia ella con su mano en mi barbilla.

-Es la peor humillación que hice... en serio, ¿diez a cuatro? ¿Qué te ocurrió? Fallaste casi todos los tiros que hiciste.

Aparté su mano de un manotazo, pero ella la levanta sonriendo al esperar esa reacción. La miré furiosa, no la soportaba, y no por haberme ganado... sino por ser tan molesta con sus palabras.

-Las personas fallan, ¿okey? Es normal que pase, así que cierra la maldita boca.

Ella deja escapar una pequeña y corta risa de burla, se cruza de brazos y me mira de manera altiva.

-Solo los perdedores fracasan más de tres veces seguidas... pero tú... has pasado todo eso, eres peor que una perdedora.

Fruncí los labios de nuevo y tensé la mandíbula. Ella pasa por mi lado golpeando su hombro con el mío, por suerte no fue el otro lado...

-Espero que hayas entendido. Yo soy mucho mejor que tú.

-¿Por qué tanto te interesa ser mejor que yo? ¿Qué te hice para que fueras así conmigo? - pregunté ya sin poder guardarme la curiosidad.

-No solo me interesa ser mejor que tú... me interesa más. Quitarte todo, hacerte caer en un abismo sin fondo... que pierdas hasta a la última persona...

-No me respondes el porqué.

-Porque quiero. Y lo haré. Así es como me divierto, y el saber que tú te creías tanto porque sabías jugar basket, te hizo mi siguiente objetivo. ¿Ya no te sientes invencible?

-Nunca lo creí, los demás eran los que lo creían ellos mismos.

-Pues tú no hacías nada para compensarlo o hacerles cambiar de idea. Te gustaba que te tratasen de invencible, ¿no?

-No.

-¿Ah no? ¿Entonces por qué no hiciste nada?

-Porque no es mi problema lo que crea la gente que se siente inferior a alguien.

-Tsk. Arrogante.

-¿Y me lo dices tú?

Ella se cruza de brazos nuevamente mientras yo me la quedé viendo, sonríe y se da vuelta nuevamente para volver a alejarse.

-Sigue practicando... veamos si la próxima vez que juguemos puedas anotar más tiros.

Ella sale del gimnasio y me deja sola otra vez. Apreté los dientes junto a mis puños y pateé la pelota junto a mi lado, esta salió disparada y yo traté de respirar calmada. Me dejé caer al suelo y cerré los ojos mientras suspiraba, me agarré del cabello y traté de calmarme con todo lo que podía. Aunque no daba resultado, la frustración y la impotencia eran demasiadas, además de la rabia que sentía por esa chica.

No estaba segura de cuánto tiempo me llevó calmarme, solo sabía que tenía que ir a casa antes de que se hiciera de día. Guardé todo, agarré mis cosas y salí del gimnasio cerrando tras de mí y fui a casa, preparada ya para el interrogatorio que seguro me harán cuando cruce esa puerta.

Si fuera por mí, los ignoraría e iría a mi habitación, no quería hablar de nada. Pero como son mis padres, no puedo. Cuando ellos me vieron y escucharon llegar me sentaron en el sofá y me dieron un sermón por lo tarde que era, yo solo los escuchaba, mas no los oía. Solo miraba en su dirección, y asentía cuando tenía que hacerlo.

-¿Qué te está pasando, _______? - pregunta mamá pareciendo preocupada.

Quisiera saber lo mismo, para así detener esto.

-No me pasa nada... solo... necesitaba entrenar más, tengo que mejorar.

-Y puedes hacerlo, lo harás... pero deja de quedarte todo el día entrenando, apenas duermes... te irá mal en los estudios y no podrás continuar con el basket.

Miré a papá y analicé sus palabras, realmente tenía razón... si mis notas bajaban, tendría que dejar al equipo para concentrarme en subirlas. Los chicos cuentan conmigo como su mánager, no puedo dejarlos... tampoco puedo dejar mi deporte favorito.

-Está bien, les prometo que no volverá a suceder... tienen razón, si no quiero dejar lo que me gusta debo atender a mis clases también... y no podré si me duermo en ellas.

-Nos alegra que comprendas.

Asentí. Ellos se despiden de mí cuando mencioné ir a dormir lo que queda de noche, los abracé a los dos y me fui.

LA ESTRELLA || Kise Ryota x Tú ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora