26.

2.4K 224 30
                                    


El helicóptero había pasado a lo lejos. Y ella no había dicho nada.

Los había matado a todos.

Era una asesina por segunda vez... ¿o tercera? ¿Dónde había llegado su vida? ¿Qué tanto se habían torcido las cosas? ¿Hasta qué punto se había derrumbado todo? ¿Estaba insegura sobre el número de cadáveres que había dejado antes de cumplir los diecisiete? Respiró con pesadez. La cabeza empezó a palpitarle, comenzó a sentir mareos y a notar las sienes sudar.

— Nadie vendrá a rescatarnos.

Naoko sintió morir. "Bueno...", quiso decir, "ya han venido, pero no os he avisado porque soy una puta egoísta de mierda".

— Es cierto.

— No lo sé. ¿Y si vienen?

— ¡Ya lo hubiesen hecho!

— A lo mejor vienen. — dijo Naoko.

— ¿No es mejor morir intentando escapar que morir esperando aquí? — preguntó Cheong-san.

— ¿No es mejor no morir en lo absoluto?

— Si nos quedamos moriremos de hambre.

— ¿Y entonces qué propones tú?

— No, no; escucho tu propuesta de la escapada magistral — Ji-min se cruzó de brazos —. ¿A dónde iremos? ¿Y cómo?

— Si entramos por la puerta trasera de las canchas de tenis y pasamos por el centro de inglés, podremos llegar a la montaña.

— Si podemos llegar a la montaña — empezó On-jo — podemos llegar a Yangdong. Fui allí de excursión varias veces con mi padre.

— ¿No crees que es una locura intentarlo?

— No voy a ir. Tengo miedo. ¿Y si los zombies nos atrapan?

— Nadie nos salvará si nos quedamos aquí. — Naoko quería tirarse de rodillas y ponerse a llorar ahí mismo, rogando por su perdón, implorando por su clemencia.

— Es cierto. Sólo nosotros podemos salvarnos.

— Vamos. Si pasa algo, gritaré y alejaré a los zombies. En todo caso, moriría sólo — "¡y ahora Cheong-san morirá por mi culpa! ¡Soy una egoísta, una imbécil!" pensó, no podía sentirse peor persona, no podía estar más agobiada; en su interior no quedaba más espacio para la culpa o la vergüenza de ser ella —. Así que vámonos.

— No digas eso. Todos deberíamos vivir. — argumentó Su-hyeok. "Yo no", se fustigó Naoko.

— Si alguien tiene que morir, yo moriré en su lugar.

— Debido a la lluvia, todos los aromas se mezclan — empezó Nam-ra —. La lluvia también es muy ruidosa. Seguro los zombies tienen los sentidos adormecidos.

— Si lo dice una sumato, debe ser fiable. — habló Dae-su.

— ¿Qué es "sumato"? — preguntó Su-hyeok.

— Es una palabra japonesa — contestó Naoko — significa... — la mirada impasible de aquel carismático chico la hizo replantearse decir que era "sabelotodo" — alguien confiable.

— ¿Nos vamos?

— Puede que algunos no podamos seguir el ritmo.

— Nadie puede caerse, vayamos de la mano para protegernos.

— ¡Bien!

Todos se dieron la mano entre todos. Nam-ra y On-jo miraron a Su-hyeok, quien fue directo hacia Naoko, tendiéndole la mano.

El gato que temía al ratón [ESTAMOS MUERTOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora